Luciérnagas

Luciérnagas es un libro que no entiende de edades, pues creo que forma parte de esas pocas lecturas que son aptas para cualquier grupo de edad y de las que se pueden extraer diferentes aprendizajes en función del momento en el que se lean.

En cuanto a su portada, me parece todo un acierto la gama de colores que se utilizan. En ella predominan los tonos lilas y violetas, sobre los que destacan los colores vivos de sus protagonistas. Estos personajes, aunque son insectos, aparecen personificados, pues tienen en la mayoría de los casos rostros y figuras similares a los de los humanos. Estas ilustraciones están presentes en la mayoría de las páginas y, en casi todos los casos, consisten en un fondo circular de un color plano sobre el que destacan los personajes. Las ilustraciones son sencillas, pero a la vez muy expresivas. Su autor es Diego Fidalgo Fontanet, quien con unos pocos trazos y colores consigue expresar tanto como el texto al que acompañan.

El libro se organiza en seis capítulos muy cortos: El incendio; Villaluz y Villasombra; Villasombra está en problemas; Un trabajo en equipo; Nuevos encuentros; y Nace Villavida.

El relato se inicia cuando se origina un incendio en el bosque y los animales que en él viven corren para refugiarse en un árbol centenario; creándose dos zonas: Villasombra y Villaluz. Tal y como se desprende del nombre de cada sección, sus habitantes serán claramente opuestos y tendrán una forma totalmente diferente de afrontar los sucesos y de relacionarse con los demás habitantes. Este reparto en el árbol y las relaciones entre insectos darán lugar a numerosas situaciones en las que saldrán a la luz emociones y conflictos con los que tienen que lidiar los niños en su día a día.

Entre los temas que se tratan en el libro destacan los siguientes: la ayuda al necesitado, la generosidad, la elección democrática, el respeto a las diferencias, la creatividad, el amor, el agradecimiento, el respeto, la protección del medio ambiente, la confianza y la seguridad en uno mismo, y el trabajo en equipo.

Si algo me ha fascinado de esta lectura es la cantidad de mensajes que su autora, Patricia nieto, ha sido capaz de plasmar en tan pocas páginas. de todos ellos, me quedo con este: El día que no me ayudaste, encontré la forma de ayudarme a mí misma. Descubrí que cuando creo que no puedo más, en mi interior tengo las reservas de luz necesarias para dar unos pasos más.

Como se puede deducir de lo escrito hasta ahora, es una lectura más que recomendada para los niños. Considero que el hecho de que la autora sea maestra ha dotado a este texto de una riqueza que la hace ideal para ser trabajada en clase en gran grupo y en cualquier nivel escolar.