De tres a cinco minutos

Tercer libro de la editorial Barbarie, que justo por estas fechas cumple su primer añito de vida. En esta ocasión nos trae una autora nacional cuyo texto auguro dará mucho que hablar y que, en cierto modo, es una especie de expiación de culpa, de redención.

Desde el comienzo sabemos que Hugo, el hijo de la protagonista, ha sufrido un accidente, se cayó a la piscina y pasó de tres a cinco minutos sin que le llegase oxígeno al cerebro, lo cual le dejó en estado vegetativo. Tras unos meses en los que la muerte que se determinó tan inminente sigue sin llegar, Rafael, el padre, decide acabar con su vida. Y María, la madre, dijo que sí.

A lo largo de estas páginas conocemos dos momentos de la vida de María, el antes y el después del accidente, ese instante en el que todo se detuvo y ella continuó su existencia en una especie de punto muerto, tan solo anclada a la realidad por su otra hija. Pero esta historia no nos habla sólo del duelo, también nos muestra un claro ejemplo de relación tóxica, la de María y Rafael. Ella, mucho más joven, queda obnubilada por la personalidad del que fue su jefe, y por él deja a su marido y se separa de su familia, y también por él se mudará a Miami, donde será madre sola. Porque a lo que hace él no se le puede llamar ejercer de padre.

Es increíble cómo Reyes Navas consigue transmitir en esta historia la angustiosa sensación de tiempo, el que pasa y no se puede recuperar, el que sigue avanzando aunque tú te quedaste detenida en un determinado momento, porque increíblemente tan solo unos minutos son suficientes para anular el resto. Y, aunque su historia puede provocarnos rechazo o contrariarnos, hay también en ella algo muy humano y común a todos nosotros, la desgracia compartida de saber que lo más importante que tenemos es de una fragilidad pasmosa. Y todo esto es lo que Reyes Navas nos tira a la cara, desnudo de artificio, crudo y sangrante. Una auténtica bomba de relojería que te graba su tic tac a fuego a en tu cerebro, para que siga sonando aún cuando el libro descansa ya en tu estantería.