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El bien y el mal. La eterna dualidad del mundo. Dos pesos de una balanza que debería estar volcada por completo hacia un lado y que, inevitablemente, no lo está. Por mucho que se luche el mal siempre reclama su sitio, parece que sobrevuela como una mosca. . Es una novela de dualidades: no solo la del bien y el mal, como novela negra que es, sino también la de si es conveniente o no traspasar determinadas líneas rojas, la de afrontar de dos formas diferentes la vida, o la de si la protección a los seres queridos debe ser permanente o tiene límites... y alguna que otra más. Estas dos maneras de ver las cosas (y de afrontarlas) me han hecho reflexionar durante buena parte de la novela. . Susana Macaya, a punto de casarse, aparece asesinada de un modo que no voy a reproducir aquí para no desvelarlo a quien no haya leído el libro. Pero es que, 7 años atrás, su hermana Lara fue asesinada de la misma manera y su asesino está en la cárcel desde entonces. . Me encanta la novela negra, ese juego que el autor le plantea al lector. Pero cuando empiezo una nueva siempre temo que me ofrezca algo ya leído, que me resulte predecible. Y afortunadamente eso no ha pasado con 'La novia gitana': ha sido un gustazo de lectura que me ha tenido enganchado. La trama se va complicando a medida que avanza la historia y el lector ya no sabe cuál es la verdad del asunto. Los capítulos son cortos, lo que le da a la novela muy buen ritmo al pasar enseguida de una escena a otra. La inspectora responsable del caso, Elena Blanco, es un personaje muy bien construido, con sus aficiones, su férrea fidelidad a las normas y con un pasado que cada día le araña. . Y tiene un final que me ha dejado con la boca abierta y con muchas ganas de leer 'La red púrpura'. Muy recomendable para los amantes de la intriga policíaca. . ¿Se le puede poner límites al mal o avanza inevitablemente colándose por cualquier rendija, como el agua que se derrama y se extiende? |
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