Pachinko

Un mal coreano puede arruinar la imagen de miles de coreanos bueno. Y un mal cristiano puede dañar a decenas de miles de cristianos en todas partes, sobre todo en un país de no creyentes. ¿Comprendes lo que quiero decir?

Para Yumi, ser coreana era solo otra horrible carga, como ser pobre o tener una familia indigna de la que no podías librarte.

Para ella, John representaba un mundo mejor donde los coreanos podían ser algo más que putas, borrachos o ladrones

—Todo el mundo lo sabe, Solomon. en Japón, o eres un coreano rico o eres un coreano pobre, y si eres un coreano rico, hay un salón de pachinko en algún punto de tu pasado.

—Hombre, la vida va a seguir zarandeándote, pero tienes que seguir jugando.

(...) un hombre debe aprender a perdonar... a discernir lo que es importante, pues vivir sin perdón era una especie de muerte con respiración y movimiento.

A Noa no le importaba ser coreano o japonés, en general. Él quería ser, solo ser él mismo, significara lo que significara eso; a veces quería olvidarse de lo que era. Pero eso no era posible. Jamás sería posible con ella.

Vivir cada día con aquellos que se niegan a reconocer tu humanidad exige un gran valor.

Por cada patriota luchando por una Corea libre, por cada traidor luchando por Japón, había diez mil compatriotas que solo intentaban llevar un plato a la mesa. Al final, tu estómago es tu emperador.

—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puedo hacer todo lo que quiera.