—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puedo hacer todo lo que quiera.
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—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puedo hacer todo lo que quiera.
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—¡Claro que sí! Sunja, corazón, la vida de una mujer es trabajar y sufrir. Es mejor que te pille desprevenida, ¿sabes? Ya casi eres una mujer, así que alguien debería decirte esto: el hombre con el que te cases determinará tu calidad de vida. Un buen hombre te dará una vida decente, pero junto a un hombre malo vivirás un infierno... Sea como sea, espera siempre sufrir, y sigue trabajando duro. Nadie se preocupa de las pobres mujeres... solo nosotras mismas.
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—Ese Hirohito se apoderó de nuestro país, nos robo la tierra, el arroz, el pescado, y ahora se está llevando a nuestros jóvenes. —Suspiró y dio otro bocado a la batata—. Bueno, no culpo a los jóvenes por marcharse a Japón porque aquí no se puede hacer dinero.
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—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puede hacer todo lo que quiera.
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pero él tenía razón: una mujer podía ser destruida de muchos modos.
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