La familia

Sara Mesa y sus atmósferas inquietantes, incómodas, desconcertantes. Es experta en provocar una sensación de alarma, de intranquilidad, y en hacer que te acompañe durante todo el relato.

"En esta familia no hay secretos". Es lo que pretende el padre y cabeza de esta familia, que prime la confianza entre todos los miembros, que no hayan reservas entre ellos. Por el bien de todos, según él, para conseguir ser ese modelo famillar con unos principios y valores claros y firmes. Pero hay en sus palabras y en sus actos algo sutil y velado que esconde mucho más, unas intenciones más profundas de las que quizá ni él mismo es consciente, una necesidad de control enfermiza, una dominación disfrazada y encubierta que subyuga a toda la casa.

Sara va destapando y desentrañando todo lo que hay bajo la superficie poco a poco, sin prisa, a través cada personaje, en situaciones cotidianas aparentemente banales, entre el pasado y el presente, pero que son muy reveladoras. El contraste entre lo que hay dentro de esas cuatro paredes y el exterior se hace cada vez más evidente y desencadena reacciones diferentes y muy significativas.

Sé que este libro ha tenido opiniones de todo tipo, entiendo que haya gente a quien ha podido decepcionar porque no tiene una estructura típica, no resuelve todas las inquietudes y preguntas del lector ni ofrece toda la información que quizá quisiéramos obtener. Pero para mí ha sido de lo mejor que he leído de la autora quizá junto a "Cara de pan". Interesante, reflexiva, incómoda y capaz de infundirte un sinfín de emociones distintas. Qué bien haberle dado otra oportunidad, porque para mí esto es un rotundo sí.