El Fruto Prohibido de Adán

Todos somos el secreto de alguien. Y lo mejor, es que esa persona es prácticamente insospechable para ti. En no saber está la magia. Es lo bonito de ser un secreto.

—Me gusta esta taza. —Claro. Esta taza blanca y simple. Se encoge de hombros y una sonrisa breve pero intencionada aparece en su rostro. —No hablo del diseño, hablo del sabor, y sabe mejor si antes han pasado tus labios por ella.

-Debe afectarte, porque si no lo hiciera, no serías humana.

-Invéntate algo y desaparece durante un tiempo. Tranquilo, se lo tragarán. Se te da genial hacerlo.

Aquella mujer me demostró a lo largo de los años que nuestra postura ha sido creada para avanzar de frente.

Seis míseros años en la Tierra y el mundo estaba empecinado en emparejarme con alguien, como si necesitara las piernas de otros para caminar o los brazos para aferrarme a la vida.