Por culpa de una flor

Esta obra se encuentra en todos los listados de mejores cómics del 2023, y de hecho acaba de ser nominada al premio de Mejor cómic nacional junto a “Ronson” de César Sebastián y “El abismo del olvido” de Paco Roca y Rodrigo Terrasa, así que el listón estaba bastante alto cuando cayó en mis manos.

Ya de entrada la edición llama poderosamente la atención, recordando mucho a la de mi querido “La alegre vida del triste perro Cornelius” (para mí una gran ausencia en las nominaciones) por formato y colorido. “Por culpa de una flor” es una obra en la que lo menos relevante es la historia en sí, puesto que se trata sobre todo de un ejercicio de experimentación artística de carácter poético. Aún así, en esta obra Medem nos habla de Antonia, una chica que decidió permanecer en uno de esos pueblos vaciados de la España rural y darle vida haciendo sonar las campanas de la iglesia o cuidando una flor muy especial que apela a su yo más íntimo y profundo.

Un determinado día, una chica que va recopilando sonidos llega al pueblo y conoce a Antonia. Gracias a ella recordará lo que es la compañía, además de recuperar el habla y sonidos que creía olvidados (como el del afilador, esas viñetas me encantaron). A pesar de su reticencia inicial, Antonia le enseña la flor y le confiesa la importancia que tiene para ella; querría que hubiera muchas más pero no sabe cómo hacer que se reproduzca, y la visitante le dice que en su pueblo pueden tener la clave para conseguirlo. Pero para encontrar la solución tendrá que acompañarla hasta su pueblo, donde todos resultan tener un humor particular y viven rodeados de espejos. El reencuentro con la gente y el descubrimiento de una posible solución cambiarán por completo a Antonia.

Pero, como decía, lo interesante de esta obra no es la historia sino el uso que hace del color, la línea y los símbolos para hablarnos de la naturaleza y sus modos de expresarse, además de nuestro modo de percibirla y sentirla. Y el hecho de contar de este modo hace que el cómic pueda llegarte o no, porque hay múltiples lecturas y subjetividades, y quizás no todos tengamos esa capacidad de comprender la abstracción o disfrutarla. Personalmente me ha dejado un poco a cuadros, aunque he disfrutado de su colorido y creatividad.