Anónimo fue una mujer.
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Anónimo fue una mujer.
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Al regresar a casa, Jaime Gil de Biedma se despojaba del traje de ejecutivo y vestía el de poeta: se sentaba frente a la máquina de escribir y tecleaba lo primero que se le ocurría, y lo segundo, y lo tercero, para «para vaciarme».
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La poesía es el espacio del juego.
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Marinero en tierra