Las palabras se pueden susurrar con la rapidez de una bala cuando nadie mira, y encima no derraman sangre ni causan chichones. Las palabras desaparecen sin dejar huella. Por eso son tan poderosas. Por eso son tan importantes. Por eso duelen tanto. |
Las palabras se pueden susurrar con la rapidez de una bala cuando nadie mira, y encima no derraman sangre ni causan chichones. Las palabras desaparecen sin dejar huella. Por eso son tan poderosas. Por eso son tan importantes. Por eso duelen tanto. |
El mundo no deja de acabar, cada minuto de cada día, y no hay nada que lo detenga. Nada, nada es capaz de detenerlo.
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Todo lo que Reed tiene que hacer es esperar. Sus cucos desplegarán las alas y todo el universo les pertenecerá.
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La tal Dodger, que no es real, no puede serlo, porque las voces en la cabeza no son reales, es demasiado cansina como para ser buena amiga imaginaria.
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”No nos ha salido”, piensa, pero no sabe qué es lo que no les ha salido, y no saberlo es como tener una astilla clavada en la mente.
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Son peligrosos. Quizá por separado no, pero ¿juntos? Juntos podrían destruir el mundo.
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Es una orden. Es una súplica. Es un mandato.
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El mundo no deja de acabar, cada minuto de cada día, y no hay nada que lo detenga. Nada, nada es capaz de detenerlo.
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Nadie se cree las cosas que son muy perfectas.
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La magia jamás ha abandonado el mundo. La magia es una ley natural, como la gravedad. La magia persiste.
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Gregorio Samsa es un ...