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“Cada corazón, un umbral” (Every Heart a Doorway) de Seanan McGuire es una novela de fantasía de tan solo 192 páginas. Es la primera parte de la serie Wayward Children. Ganadora de Nebula, Hugo y Locus en 2017, en España fue publicada en 2018 por Runas (Alianza). Antes de nada, quiero destacar que en un libro de esta extensión me parece todo un logro el worldbuiliding y la creación de personajes. El mundo creado es complejo y bien explicado. Todos los personajes, hasta los que aparecen muy de paso, tienen un carácter bien marcado, bien reflejado en su comportamiento y/o manera de expresarse. Pocas veces un libro que es el primero de la serie resulta tan complejo hablando de la trama sin perder nada de esa parte introductoria al mundo creado. En este caso el balance de todos estos elementos me parece perfecto. Dicho esto, ¿de qué va la historia? Todo empieza cuando una adolescente, Nancy, llega a la “Residencia para niños descarriados de Eleanor West”. Podría parecer que es la típica historia de cruzar un portal mágico y descubrir otra realidad. Pero no es así. Primero, en el mundo descrito por McGuire no existe un mundo mágico, sino una infinidad de ellos. Cada uno de los niños que viven en la residencia visitó otra realidad. Segundo, estas otras realidades no siempre son lo que nos imaginamos al pensar en este tipo de historias: si, puede haber un unicornio, pero puede ser carnívoro. Algunos de los mundos son muy oscuros. Por ejemplo, Nancy acaba de volver del Salón de los Muertos. Allí aprendió quedarse casi totalmente quieta, inmóvil como una estatua. Tercero, y lo más importante, los niños que visitaron estos mundos no se incorporan de vuelta a su vida como si nada. En ambas realidades pasa el tiempo, aunque de manera distinta. Algunos estaban desaparecidos durante años, otros unos pocos meses. Sus familias seguían con sus vidas, algunos les acogen de vuelta con los brazos abiertos, otros se sienten incómodos. Pero todos, sin falta, quieren de vuelta la versión del niño que se ha ido y no la que vuelve. Porque los mundos mágicos les cambian, les ayudan a encontrar y abrazar su verdadera naturaleza. Y sus padres no están listos para ese cambio. Y el mayor problema no son realmente los padres y sus expectativas sino los propios niños. Quieren volver. Allí estaban en casa. Allí encontraron su verdadero hogar. Y la gran mayoría no pueden hacerlo. No pueden volver. Eleanor West abrió su residencia para ayudarles a vivir en esta realidad indeseada, aceptar la vuelta de lo que ellos consideran su verdadero hogar. Esta es la premisa básica, ya en si muy compleja. Pero hay más. En el internado empiezan a pasar cosas muy preocupantes y Nancy se ve envuelta en una serie de eventos que en nada le ayudan en este momento tan difícil. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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