Cada corazón, un umbral

Eleanor West es una anciana dueña de un internado para niños, que engaña a los tutores y padres de los pequeños para que los dejen con ella y así intentar salvarlos de algo o de ellos mismos.
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Así comienza la trama de este primer libro de Seanan McGuire, de una serie de siete, conocida como la saga de los niños descarriados, de la que la editorial Runas ha publicado hasta el momento los dos primeros, y ya ha anunciado la traducción al español de sus dos siguientes entregas. Os explico lo que podréis encontrar en la que será una de mis mejores
lecturas de este año sin ningún género de dudas.
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Este primer libro viene a ser una presentación de personajes, conoceremos a la chica nueva del internado, Nancy, que estuvo en los Salones de la Muerte; a su peculiar compañera de habitación, Sumi; a Kade, un apuesto muchacho que ha vivido en el País de las Hadas; a las inquietantes y misteriosas hermanas Jack y Jill; o a Christopher, el niño que estuvo con los esqueletos.
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Estamos ante un derroche de fantasía oscura, con los mejores elementos de los cuentos infantiles de toda la vida, relatado de una forma llena de matices y contrastes, pero no olvidemos lo crueles y macabros que pueden llegar a ser esas historias. No todos los mundos mágicos son lo que parecen. Todos hemos visitado esos paraísos y adaptarnos después al mundo real puede ser complicado, traumático… Crecer es aprender que la esperanza puede ser dolorosa como un cuchillo, y hay que hacerlo deprisa. No importa que esos lugares sean buenos o malos, son lugares especiales porque allí no tienen que fingir ser lo que no son.
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“Ella era una historia, no un epílogo”.
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Hay libros que te arrancan el corazón, otros que lo desgarran… “Cada corazón, un umbral” nos devuelve la llave que abre el que perdimos de niños y nos enseña que no somos la puerta de nadie, que nosotros somos las únicas personas capaces de decir cómo termina nuestra historia.