Ahí abajo, entre raíces y huesos

Algunas aventuras lo único que requieren es un corazón proclive y la habilidad de precipitarse por entre las grietas del mundo. Otras aventuras requieren un compromiso previo incluso antes de que hayan comenzado de verdad. ¿Cómo pueden ellas distinguir a quienes son dignos de quienes no lo son sino exigiéndoles algo que cueste cierto esfuerzo a quienes van a protagonizarlas? Algunas aventuras son crueles, porque esa es la única manera que conocen de ser amables.

Hay gente que lo intentará y lo intentará una y otra vez, y a cambio de sus esfuerzos tan solo obtendrá un corazón roto

Miradlas encontrándose a sí mismas en este lugar azotado por el viento, donde ni siquiera contemplar la luna resulta siempre seguro.

Serena y Chester Wolcott habían sucumbido al peligroso encanto de los hijos ajenos. No tardarían en descubrir el error que habían cometido. La gente como ellos siempre lo descubre.

Ambas niñas, aunque tomando rutas distintas, siguiendo caminos distintos, habían llegado a su hogar.