"En el camino de regreso, sabía que de lejos los árboles parecían bonitos, la hierba parecía verde y nosotros pareceríamos una pareja de chicos cualesquiera que volvían a casa, armados del amor del Medio Oeste y de los valores del Cinturón de la Biblia. sin embargo, de cerca los árboles estaban quemados, la hierba estaba marchita, y los chicos estaban al borde de las lágrimas, con los cinturones de aquellos valores ceñidos al cuello, amenazando con ahorcarlos si se atrevían a saltar del taburete de la masculinidad."