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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
05 March 2020
El día que la editorial Alba anunció la publicación de la posada Jamaica en su colección Rara Avis fue un día de celebración para mí. Hasta ese momento, y durante muchas décadas, las ediciones que existían titulaban al libro La posada DE Jamaica (como si estuviera en Jamaica y no en Cornualles, vamos) y las traducciones no tenían menos de 60 o 70 años. Y me negaba a leer el libro de esa manera porque sabía que no lo iba a disfrutar (sé que soy muy pejiguera con estos temas, no puedo evitarlo). En cuanto salió lo compré, ya era mío, ya era un poco más feliz, y si no lo leí de inmediato (de hecho han transcurrido dos años) fue porque conocía la historia de arriba a abajo gracias a la miniserie que se emitió hace ya seis años en UK y que visioné varias veces en su momento (sí, varias veces, me encanta... y además ya había leído que era muy fiel a la novela), así que la pospuse hasta que fuera su momento... momento que por fin ha llegado. Os cuento.

Mary Yellan acaba de perder a su madre. A sus 23 años se ve perfectamente capaz de salir adelante en su granja de Helford, rodeada de gente que le ha visto crecer y le aprecia, pero en su lecho de muerte su madre le hace prometer que irá junto a su preciosa y alegre tía Patience, que vive en Bodmin junto a su marido, Joss Merlyn. Su tía le comunica por carta que ya no viven en Bodmin, sino en mitad de los páramos que median entre Bodmin y la localidad de Launceston, que regentan la posada Jamaica, y que se alegran de acogerla... pero Mary no reconoce en esa carta a la coqueta tía Patience que hace años que no ve. Cuando llega a la posada el alma se le cae a los pies. Es un lugar dejado de la mano de Dios en la que ya no para ningún viajero honrado (más bien al contrario, los cocheros arrean a los caballos para que pasen lo más rápido posible ante ella); el lugar permanece solitario y aislado salvo los sábados por la noche, cuando en la taberna se reúnen los hombres más despreciables de toda la zona; pronto descubre que llegan carros a altas horas de la noche sobre los que no debe preguntar nada, y que hay una habitación prohibida en la casa a la que no debe acceder de ninguna de las maneras; su tía Patience se ha convertido en un despojo de lo que una vez fue, una mujer joven avejentada y hecha un manojo de nervios que vive por y para su marido; y ese marido, Joss Merlyn, que provoca terror entre la gente de bien e indignación entre los hombres de ley que no consiguen atraparle, en Mary suscita rebeldía y ansias de proteger a su tía. Mary no está hecha para agachar la cabeza ni para cerrar los ojos ante lo que ocurre a su alrededor, tal y como hace su tía Patience; su tío la respeta por eso, respeta sus reaños, pero bien pronto le deja claro que si va a vivir en la posada Jamaica, tiene que acatar lo que ocurre en ella y cerrar la boca.

De lo primero que el lector es consciente cuando comienza la lectura es algo que no sorprende si ya se conoce el estilo de Daphne du Maurier: su capacidad de ambientar las historias mediante la descripción de los entornos era simplemente maravillosa. En La posada Jamaica, solo con leer las primeras páginas, en las que Mary Yellan viaja en diligencia desde su Helford natal (un lugar lleno de vida) a la posada Jamaica (solitaria en medio de los páramos oscuros y asilvestrados), ya sabes hacia qué tipo de lugar te diriges. Lo ves, te lo imaginas, te abruman las lluvias recias y los vientos inmisericordes, el barro que lo impregna todo, la niebla que surge de la nada y no te deja ver a dos centímetros de distancia... las tierras yermas y extensas sin un final abarcable a la vista, desprovistas de árboles o cualquier tipo de naturaleza que dé sensación de vida, con piedras como únicos puntos de referencia en un entorno estéril y agreste. Los páramos de Cornualles se te meten en la cabeza y el alma y no te sueltan, ni siquiera una vez cerrada la novela. Y en medio de ellos se alza la posada Jamaica, amenazante, apestando a maldad y supurando depravación por cada una de sus grietas Sí, me repito, du Maurier era fantástica ambientando sus historias.

La trama tiene lugar en 1820 (durante la famosa época de Regencia a la que pertenece la literatura de Jane Austen) pero fue publicada en 1936, y por eso, aun siendo una narración que respira como el clásico que es, se le escapan por las hechuras aires y actitudes de modernidad, libertad e independencia que difícilmente podrían haberse plasmado de manera tan contundente y abierta en una novela contemporánea a la época (para empezar tendría que haberse publicado con un seudónimo masculino, y ni aun así se hubiese librado de las críticas). Porque esta Mary Yellan es de todo menos acomodaticia y deseosa de lo que se esperaba de una mujer de principios del XIX. Mary no quiere casarse, no quiere tener que depender de un hombre para nada; se rebela a perder su independencia por amor a un hombre, lucha contra su condición de mujer y evita sentimentalismos de cualquier tipo. Es preguntona, insistente, cuestiona una y otra vez, no admite evasivas, se retuerce ante la oscuridad que se va apoderando de ella en esa posada, se resiste a dejarse vencer por la telaraña de atrocidades y crímenes que le rodean, odia cada paso que da entre toda esa gente pero no se achanta... por eso se le perdonan las muchas equivocaciones que comete durante la historia, las debilidades a las que sucumbe, porque aunque me da la sensación de que la intención era la de darle aires de heroína, a mí Mary Yellan me ha dejado destellos de lo contrario, de antiheroína que dista mucho de ser perfecta. Muchas veces durante la novela te enfadas con ella y piensas que es muy lista para unas cosas y muy tonta para otras, pero al fin y al cabo es una joven honesta de 23 años a la que han metido de cabeza en la guarida del diablo. A ver qué haríamos los demás en su lugar... (os lo digo yo, lo haríamos mucho peor que ella, fijo xD).

Me niego a entrar en detalles sobre el tipo de vida que llevan Joss Merlyn y sus secuaces... de hecho he borrado parte de la sinopsis para no estropearle nada a quien no haya leído la novela ni visto ninguna adaptación al cine o la televisión. Todo se descubre a su debido tiempo, poco a poco la luz va iluminando esa oscuridad hasta hacerla visible, y es entonces, y solo entonces cuando la maldad y la violencia que estos monstruos imparten debe ser conocida por el lector. Si os digo la verdad, Joss Merlyn es para mí el personaje más interesante de esta historia, un personaje que hunde la poca conciencia que le queda bajo litros y litros de alcohol y que aun así no puede evitar sentirse atosigado por los fantasmas. La relación entre Mary y Joss es a veces ambigua en un sentido estrictamente moral: las tinieblas de uno y la obstinación de la otra establece entre ellos un nexo complicado que da pie a algunas de las mejores escenas de la novela.

Y por debajo de todo esto subyace un misterio, un misterio que el lector a veces ni siquiera es plenamente consciente de que existe porque la autora lo trata con sutileza infinita casi hasta las últimas cincuenta páginas. Para mí, que como ya he comentado conocía la historia, no ha sido tal misterio, pero sentía mucha curiosidad por saber como estaría planteado en el libro y he disfrutado de las miguitas y rastros que va dejando du Maurier conforme pasaba las páginas. Obviamente tampoco voy a comentar nada sobre esto, ni os hablo de algunos personajes que aparecen en el libro porque quiero que los descubráis vosotros... en realidad no sé qué pensarán de cómo termina el libro quienes lean la novela sin saber absolutamente nada de la historia; no creo que el final del libro sea del gusto de todo el mundo por los derroteros que toma en varios aspectos. A mí sí me gusta, y lo tengo tan asimilado que no soy capaz de imaginar otro remate para lo que aquí se cuenta sin que sea algo más comodón, y du Maurier normalmente llevaba sus historias por desembocaduras inesperadas.

Y es que La posada Jamaica es una novela muy oscura, mucho más oscura de lo que pueda parecer en una lectura superficial. En estos páramos de Cornualles, en esas costas donde las olas rompen con violencia, no solo se cometen crímenes al aire libre, sino que se esconden abusos verbales y físicos, alcoholismo y malignidad en estado puro arracimados entre cuatro paredes. No es una historia bonita, no es una historia amable, y aunque la autora introduce algunas notas de ligereza para darle un respiro al lector (casi siempre cuando aparece en escena Jem, el hermano de Joss que no se toma nada muy en serio... Jem, granuja, atractivo, viril, ladrón de caballos, bonitas manos, juguetón, caradura), solo son atisbos de oasis antes de volver a la realidad, esa realidad en la que Mary debe plantarle cara a la vida que le ha tocado en suerte y que no abandona porque no quiere dejar sola a su tía Patience. Y por su tía aguanta en la posada Jamaica bajo el mismo techo que su tío Joss en medio de los malditos páramos rodeada de millas y millas de la más absoluta nada.

No por conocer ya la historia he disfrutado menos de la posada Jamaica. Hablo mucho porque cuando me gusta un libro tengo incontinencia verbal (y me estoy conteniendo, os hablaría de muchas más cosas), pero os aseguro que no os he destripado absolutamente nada de la novela ni me he adentrado en ninguna de las sorpresas que depara. Os recomiendo La posada Jamaica en particular porque es la novela que os traigo hoy, pero en realidad la recomendación se extiende a la obra de Daphne du Maurier en general. Ya lo comenté cuando reseñé hace unos meses No mires ahora y otros relatos: la categoría como escritora de du Maurier siempre ha sido un tanto subestimada por el tipo de literatura que escribía, pero la narrativa de esta mujer era elegante, minuciosa, sugerente y muy punzante, y sus historias, por mucho que se empeñen en menospreciarlas, eran atractivas, interesantes y nada acomodaticias.

Os hablaba al principio de la miniserie que emitió BBC One en 2014. Por regla general se suele pensar automáticamente en la adaptación cinematográfica de Alfred Hitchcock de 1939, y yo soy la primera que adora a Hitch por encima de todas las cosas, pero lo de adaptar las novelas de manera fiel no era lo suyo. A veces cogía el título y algún personaje y poco más, y le salían unas películas fantásticas pero muy alejadas de la obra que supuestamente adaptaban. Y os cuento algo que no sé si es muy conocido o no, pero que yo descubrí hace unos años: Daphne du Maurier lloró amargamente tras ver la adaptación que Hitchcock hizo de la posada Jamaica. le desagradó profundamente y afirmó en reiteradas ocasiones que no había tratado su historia con respeto. de hecho sufrió mucho cuando se enteró de que también se había hecho con los derechos de Rebecca, publicada justamente dos años después. Tal fue el disgusto que Hitchcock recibió instrucciones precisas: la película de Rebecca debía ser un calco exacto de la novela original. No fue así (no me imagino a Hitch agachando la cabeza y dejándose pisotear los guiones), hubo sus más y sus menos entre productor y director, y ganó el director... yo creo que, aunque también realizó muchos cambios, Rebecca es mucha mejor adaptación que La posada Jamaica, pero esa es otra historia.

El caso es que también existe una adaptación de 1983 con Jane Seymour como protagonista (que no he visto ni creo que vea... me cuesta imaginarme a la Seymour como Mary Yellan, la verdad xD), pero si queréis ver una adaptación fiel y respetuosa de la posada Jamaica (a pesar de que también se toma sus licencias, las cosas como son) no lo dudéis: echadle un ojo a la miniserie de 2014 emitida por BBC One. A mí me parece fantástica.

Termino con una curiosidad. La posada Jamaica, Jamaica Inn, existe realmente, tal y como la propia Daphne du Maurier indicó en su momento. Se inspiró en ella para escribir el libro, y en pie sigue todavía para quien quiera visitarla. Situada en el páramo de Bodmin, entre las localidades de Launceston y Bodmin, saben que muchas de sus visitas se las deben al libro y hasta la publicidad de su web (aquí) se basa en eso, así que tienen su propio museo y su tienda de regalos. Por tener dicen que tienen hasta fantasma y su propio asesinato sin resolver, hay que ganarse la vida xD. Espero poner mis piececejos allí algún día si consigo hacer mi anhelado recorrido por Cornualles... y es que os lo confieso: uno de mis sueños eternos ha sido el de vivir allí durante un tiempo indeterminado, es una tierra que me reclama con cantos de sirena desde que era una cría. Quizás algún día...
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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