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Este segundo libro de la trilogía me ha gustado mucho más que el primero y intuye con más claridad el estilo que la autora irá adoptando en posteriores novelas. Tenemos a Cassie y Tyler, una pareja que ya me gustaron como secundarios en "Cruzando los límites" y que aquí, donde conocemos su propia historia, me atrapa desde las primeras páginas. Cassie, una chica a la que no le ha quedado más remedio que ser (o hacerse) la fuerte, con un gran amor en el pasado que le marcó y luego la abandonó, y que no suele tener problemas para decir lo que piensa. Tyler, para quien la familia es lo más importante, incluso por delante de sí mismo. No quiere ni busca una relación seria, ya que no se cree digno de merecer ser feliz. La pareja tuvo una relación sin ataduras en el pasado y cuando se reencuentran descubren que esa atracción aún está presente, así que como ninguno de los dos se siente capaz de atarse a nadie ni de involucrarse sentimentalmente, deciden retomar aquella relación y aprovechar el verano disfrutando. Vemos cómo se van conociendo mejor, empiezan a destruir el muro tras el que se parapetan y los sentimientos se van colando por las grietas abiertas hasta ocupar tanto espacio que ya no lo pueden ignorar. Pero como en toda buena historia llega un imprevisto, en esta ocasión algo que les une y que, sin embargo, es lo único que puede separarles. Es en ese momento cuando ambos deban enfrentarse consigo mismos, descubrir sus verdaderos sentimientos, tomar decisiones y decidir si, definitivamente, están dispuestos a romper esas reglas que se habían impuesto. Tal vez en esta parte final es donde he encontrado algunas actitudes que me gustaban menos, pero... ¿quién no ha sentido alguna vez que podía decidir por alguien y pensaba que hacía lo correcto? Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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