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Crítica de Noni


Noni
27 November 2021
Me va a resultar complicado no extenderme más allá de lo que se considera prudente al escribir una reseña, pero es que Gótico no es un libro del que se pueda escribir poco. Primero de todo por su extensión, no por sus 288 páginas (cualquier libro de Ken Follet acabaría de empezar con esa cifra), sino por la cantidad de información que contiene. Pero aún es más complicado si te has enamorado perdidamente de él, como es mi caso. Pero comencemos por el principio: ¿de qué va esta maravillosa aventura ilustrada? En su breve introducción, La forma del gótico, se nos dice que es una historia general del gótico agrupada en cuatro secciones: Arquitectura y formas, Organización del territorio, La brújula gótica y Monstruos.
No, el gótico no es sólo un estilo artístico que va después del románico, y es precisamente la complejidad del término lo que otorga valor a este espléndido libro, porque intenta, y creo que lo consigue, abarcarlo todo, todo, y todo, en un curioso viaje a través, no solo del texto, también de decenas de imágenes en B/N y color, ilustraciones, mapas, manuscritos, carteles cinematográficos…
En la primera sección descubriremos que el arco ojival, omnipresente en la construcción de las portentosas catedrales que pueblan la vieja Europa, es de origen islámico, el alargamiento hacia Dios en las edificaciones religiosas, y las ruinas que se pusieron de moda en la Inglaterra del XVIII, símbolos de la decadencia de la historia, como también lo son las edificaciones fantasmagóricas de Detroit. ¿Reflexionar sobre las ruinas podría salvar a los imperios de la degeneración y el declive?, se pregunta el autor. Visto lo visto va a ser que no.
Las casas encantadas, abandonadas, son también ideas recurrentes de lo gótico, y ellas dan paso a la segunda sección donde la dialéctica nuevo/antiguo se traduce en un nexo entre el campo y la ciudad. La aldea, el bosque, la naturaleza salvaje, son vistos con miedo, una vuelta al salvajismo conduce a las tinieblas, donde nada está bajo control, donde habitan seres extraños, monstruos para la tradición cristiana, son espacios proclives a la brujería. ¿Dónde se celebran los akelarres si no en lo más profundo del bosque? Pero el miedo a lo desconocido no acaba aquí porque las grandes ciudades, con esos “no lugares” que definió en su día el antropólogo Marc Augé, son territorio de dramas que generan sus propios monstruos (la película coreana Parásitos es un buen ejemplo).
En la tercera sección, La brújula gótica, haremos un viaje que comienza en el Norte, tierra de godos y origen del oscurantismo que asoló Europa, la mitología nórdica, las extraordinarias expediciones al llamado lejano norte con sus dosis de paranoia, hambruna y terror bajo cero; el Sur profundo norteamericano, el canibalismo, el vudú, los zombies y la muerte siempre presente, pero también sinónimo de Antártida y expediciones erradas con el coste en vidas humanas; el viaje sigue hacia el Este donde encontramos momias, el peligro amarillo o el terror japonés; para acabar en el Oeste donde está tan presente la virilidad, los salvajes indios, la supervivencia en condiciones infrahumanas como describe de manera excelente la película El renacido.
Y llegamos por fin a la última sección, donde los monstruos acechan en cualquier página: grandes, enanos, mitad hombre mitad ángeles, lobos, vampiros, aliens, calamares gigantes y medusas… del mar viene el mal, el capitán Ahab lo sabe muy bien. Godzilla, King Kong… Los monstruos que vemos en las películas no son invenciones modernas (el Alien de Ridley Scott está inspirado en el Necronomicón de Lovecraft) los bestiarios medievales mezclaron fuentes bíblicas y clásicas dando a luz seres híbridos monstruosos como la esfinge, el centauro, el sátiro, o el grifo y la mantícora, quizá menos familiares. Freud definió lo insólito como el regreso a las supersticiones que el racionalismo de la Ilustración creía haber sustituido, sin embargo las bestias de antaño siguen surgiendo en la cultura del siglo XXI por medio de la ciencia ficción y el entretenimiento. El escritor H.G. Wells estaría encantado al ver que sus creaciones, La isla del doctor Moreau, El hombre invisible o La guerra de los mundos, están de plena actualidad. El libro acaba con un Nosotros, para referirse al terror que está dentro del ser humano, y que su propia humanidad lo propicia: dobles malignos, muñecos diabólicos, espíritus vengativos, no muertos…

Un libro fascinante, completísimo, muy entretenido y muy bien documentado, al que sólo le saco un pero… si, por desgracia, no has visto las películas que cita, olvídate de sorprenderte con ellas: las destripa todas. Aún así, cárgate de paciencia (y de fuerza, el libro pesa un quintal) ante la avalancha de información, merece la pena.
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