Los renglones torcidos de Dios

Los renglones torcidos de Dios era uno de esos pendientes de años ha, siempre lo quise leer porque las críticas eran positivas y además porque uno de los pocos libros que he releído es "Edad prohibida", también de Torcuato Luca de Tena, un título que leí con unos 16 años y me impresionó, quizás porque la "edad prohibida" de los protagonistas es esa edad que tenía yo en ese momento, edad que está marcada por las sensaciones exageradas y las primeras veces, posteriormente como digo lo releí precisamente para ver como cambiaba la percepción con los años, también me gustó pero no me marcó como entonces.
Ahora y al hilo de la nueva propuesta cinematográfica tuve la fortuna de que me regalaran un ejemplar y ya no lo dejé pasar, mejor leerlo antes de ver la película.

En el inicio del libro nos encontramos con una nota aclaratoria donde nos indica que el libro es el resultado de la visita por parte del autor de numerosos manicomios, que entonces por ese momento estaban pasando a denominarse hospitales psiquiátricos, para posteriormente ingresar en uno de ellos simulando una psicosis depresiva y así poder recopilar las vivencias y personajes en los que poder dar forma a lo que posteriormente sería su obra.

Esta premisa sin duda es un acicate para el lector, ya que una experiencia de este tipo tuvo que marcar en gran manera al autor que entiendo que se jugó el tipo al ingresar en esta época en una institución de este tipo, donde sabías cuando entrabas pero lo de salir podía embarrarse a cualquier giro del destino. Creo que era Santa Teresa de Jesús la que decía que Dios escribe derecho con renglones torcidos, que no es otra cosa que a quien tiene fe no le hace falta ver las cosas, y según el autor los errores de la naturaleza que se pueden observar en estos centros son los que intentan enderezar los medícos y el personal al servicio de los desaventurados que bogan por allí, precisamente a este personal el autor en la entrada agradece la labor ejercida por todos ellos, una tarea encomiable en lo que denomina "pavorosa realidad" y a la que no se ha prestado la atención debida.

Con una narración en 3ª persona y con un estilo antiguo y clásico , no hay que olvidar que leemos una obra escrita en el año 1979, tendremos que acostumbrarnos al uso del lenguaje algo más culto de antes pero una vez cogido el tono de la novela fluirá sin ningún tipo de problema y con el añadido de que este propio uso de la palabra dota a la misma de un ambiente que envuelve al lector de lo siniestro del entorno., y nada mejor que un ejemplo de como narra:
"Alicia deseaba dormir para estar lúcida y despejada a la mañana siguiente. Mas entre el querer y el poder media un abismo. Estaba físicamente cansada, pero su mente no cesaba un punto de maquinar y ese galán esquivo que era el descanso parecía haber renunciado definitivamente a visitarla. Cuando al fin consiguió adormecerse tuvo un sueño tan profundo cuanto parlanchín desasosegado."
En seguida conoceremos a la que es la protagonista de la obra, Alice Gould, la cual ingresa en el "sanatorio" de forma voluntaria, para investigar desde dentro, y por encargo de un cliente (ella es detective), un caso complicado. Hasta aquí todo normal, sino fuese porque los médicos tienen otra versión, eso es lo que piensa ella pero en realidad ha ingresado porque está obsesionada con matar a su marido que es quien la ingresa por intentar envenenarlo.
¿no me digas que no pinta interesante?
A partir de este interesante inicio tendremos toda una obra que engancha al lector de una manera trepidante ya que para empezar la protagonista es de esas mentes brillantes que son capaces de rebatir y manipular todo lo que hay a su alrededor, incluso a los médicos más expertos, por lo que los numerosos diálogos que se intercalan en la novela me han parecido brillantes y de una lucidez digna de resaltar, estos mismos dan a la obra un estilo muy teatral.

De la misma forma hay que destacar la cantidad de personajes que irán desfilando por la novela, tanto en el equipo médico y del personal del centro psiquiátrico, como un "carromato de hombres fenómeno" que forman todos los pacientes del mismo, cada uno con sus "manías" y "locuras".

El estilo de enredo y diálogos envueltos en razonamientos para desvelar entuertos y misterios me ha recordado a las novelas de Agatha Christie.

Los capítulos se distribuyen de la A a la Z, como intentando poner un poco de orden en el caos de la convivencia del centro en el que Alice tienen que intentar mantener su cordura.
CONCLUSIÓN:

Los renglones torcidos de Dios es un clásico de esos que hay que leer, no solo para descubrir el estilo del autor y del momento y que me ha recordado algún libro de la época de Jesús Torbado, sino porque la obra para mí es tremendamente inteligente y encierra varios trasfondos:

Hace un alegato a la inteligencia muy maltratada en la sociedad actual, y es que no hay que tener miedo a decir que hay personas que tienen esa cualidad y otras que están en el punto opuesto, y precisamente a esas mentes hay que estimularlas para que pongan sus cualidades al servicio de la sociedad. (En la obra Alice llegaba a creerse la madre protectora de los pacientes).

También se puede observar el valor de la palabra y de la lealtad, incluso dentro de un marco donde en principio no se esperaría nada de esto.

Otro sería la manera en la que la sociedad arregla esos renglones torcidos de Dios, apartándolos y escondiéndolos de la sociedad. Hoy ya no se les aparta pero se les deja vagar libremente como sino pudiese hacerse nada, medida una vez más que consiste en mirar hacia otro lado y dejando solos a los pacientes, familiares y vecinos que conviven con estos trastornos y sus consecuencias.

En definitiva una lectura que he disfrutado mucho tanto por los personajes, como por la ambientación arropada por unos diálogos brillantes mezclados con una narración culta e inteligente que aporta ambiente a la obra que te traslada sin querer a los años 70 de una España muy diferente a pesar de no haber pasado tanto tiempo.




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