Si el tiempo no existiera

Blanca sale a pasear por Gijón en la época actual y de repente aparece en el año 1394,  en una ciudad asediada por el Rey de Castilla. Su vida está en peligro, pero descubre que en el siglo XIV también hay hueco para el amor.

Rebeka Lo nos ofrece una novela romántica de viajes en el tiempo. Nos justifica hábilmente el motivo por el que Blanca cambia de época, y lo hace de manera sencilla y creíble. Vamos descubriendo cosas según leemos que mantienen y justifican esa teoría. 

La autora nos regala también un apasionante romance con triángulo amoroso incluído. Me ha gustado mucho esa parte, está muy integrado en la trama y se complementa perfectamente con las conspiraciones palaciegas en las que se ven inmersos los protagonistas. 

La parte histórica es genial. Rebeka nos describe todo de tal modo que parece que estás ahí. Conocía algo de esa parte de la historia, no mucho, pero sí lo suficiente para recordar el desenlace del asedio. Pero no me ha importado saberlo porque estaba totalmente enganchada con las aventuras, y desventuras de los personajes. 

La autora ha sabido enlazar el romance, el viaje en el tiempo y la realidad histórica de la época, de tal manera que parece un todo. Te trasladas allí y no encuentras raro descubrir que determinados personajes conozcan y comprendan la situación de Blanca. 

En la novela tenemos todo lo que podemos esperar en una historia de aventuras. Blanca se verá envuelta en una maraña de traiciones, mentiras, conspiraciones y peligros varios. Nos relata una época turbulenta en la que el bastardo de un rey le reclama el trono a un hijo legítimo. Y la mezcla de realidad y ficción resulta creíble. 

Las infidelidades y las luchas de poder están a la orden del día. Y Blanca, una mujer del siglo XXI, se mete de cabeza en toda esa debacle. Y también tenemos piratas ingleses en todo este lío. Han sido contratados como mercenarios por el conde Alfonso Enríquez para ayudarle en su intento de hacerse con la corona de Castilla.  

Los personajes son geniales, tanto los protagonistas como los secundarios. Me ha dado pena lo que ocurre con algunos, pero son cosas inevitables.  

Blanca Campoamor es una joven gijonesa de 23 años. No tiene familia, aunque sí una buena amiga, y se siente sola y desubicada. A pesar del cambio de siglo no deja de ser ella misma, lo que complica un poco las cosas. 

El capitán Bernal Villa es el responsable del ejército de la ciudad. Es un hombre responsable y leal que verá su vida complicada por la aparición de Blanca. Me ha encantado el personaje, tiene muchísima fuerza.

Samuel Watters es el primer oficial del pirata Harry Paye. Su destino ha sido marcado por decisiones de otros, y el tiene que vivir con las circunstancias. 

Algo que tienen en común ambos hombres es la capacidad de poner el bien de otros por delante del suyo.

Otro personaje que me gustó mucho fue Constanza de Valeria, una viuda italiana afincada en Gijón. Su historia es muy interesante.

Me llamó mucho el libro cuando lo vi entre las novedades de la editorial. El que se desarrolle en mi ciudad es un punto a favor, pero también en contra si no está bien documentado. En este caso no he tenido ningún problema para meterme en un momento poco conocido de la historia de Gijón. 

La novela es larga pero no aburre en ningún momento. Por el contrario, es totalmente adictiva. 

La fusión  de historia, romance y ciencia están bien enlazado y consolidado. La parte erótica está bien compensada con la época y la trama.  Lo que nos cuenta la autora es interesante, entretenido y engancha. La ambientación es fantástica y la pluma muy ágil.

La historia comienza y termina, pero el final nos deja enfocados a nuevas aventuras de nuestra protagonista en otras épocas. He disfrutado muchísimo de la lectura y, de haber podido dedicarle más tiempo al libro, me lo habría ventilado en un par de días. Si os gusta el romance histórico, o las novelas románticas con viajes en el tiempo, os animo a darle una oportunidad al libro. Yo por mi parte le seguiré la pista a la autora.