Siempre se trata de la misma hagiografía, la Tierra Prometida. El mismo relato. Diferentes banderas. Hasta que dure la promesa del triunfo, nadie tirará de la manta.
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Siempre se trata de la misma hagiografía, la Tierra Prometida. El mismo relato. Diferentes banderas. Hasta que dure la promesa del triunfo, nadie tirará de la manta.
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El libertario, nos dirá Gabriel, es aquel que tira a tiempo la propaganda a la papelera de la Historia.
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Gabriel había surgido entre la niebla, haciéndola desaparecer, como un arcángel de extrarradio.
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Nos giramos y vimos a ese hombre de cincuenta y larguísimos años, con una perilla que le colgaba como a los animales del padre de Jaime, y vestido con un chaleco negro sobre una camisa de cuello Mao. Llevaba una navaja en una mano, y un ramo de hierbajos en la otra. Pero no nos daba ningún miedo.
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Nos quedamos sin palabras, decimos. Y son ellas las que se quedan sin nosotros.
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Lo que te identificaba como repipi era si llevabas la camisa por fuera o por dentro.
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¿En qué época se desarrolla la historia?