"La realidad no necesita realismo", advierte el autor. Atender lo que tienen de potencia los hechos, los gestos y las palabras es tomar consciencia de que nuestro mundo se constituye a través de un juego de relaciones, de vínculos abiertos, y de que, con nuestra capacidad de escuchar el silencio y sus sombras, podemos participar de eso a lo que llamamos presente. "Hay que excavar en lo contemporáneo para percibir que el mundo no es que pueda ser otro, sino que ya lo es potencialmente". Esa es la invitación que nos hace en este ensayo Albert Lladó. Un presente, en castellano, es un regalo. Y un regalo no acaba de serlo hasta que alguien lo recibe, lo abre, y se hace cargo de él.
|