El espejo de nuestras penas

El espejo de nuestras penas es la tercera entrega de la trilogía, "Los hijos del desastre" de Pierre Lemaitre sobre la Gran Guerra y el período de entreguerras. Se sitúa en los días de la llegada de los nazis a París. Imposible no imaginar a Humphrey Bogart e Ingrid Bergman tomando la mejor botella de champán que queda.

A mí, Lemaitre ya me conquistó con sus novelas del género negro, Vestido de novia o la saga de CamilleVerhoeven. Todas ellas magníficas. Pero ahora el autor declara que está escribiendo novela histórica con un estilo folletinesco, una especie de terapia en la que recordar el pasado nos haría no repetirlo.

Pues bien, El espejo de nuestras penas se centra en la debacle militar y política de Francia en el año 1940 y el éxodo de 10 millones de personas (no solo franceses sino también los que huían de Bélgica o Luxemburgo) en una misma carretera. Lemaitre nos lo cuenta a través de la historia de varias personas normales y corrientes, cuyas vidas se van entrecruzando inexplicablemente a lo largo de la novela, para acabar en un lugar físico y mental, común. Todas estas historias tienen en común el hecho de que, si bien son tristes, Lemaitre nos las relata con su característico humor ácido, resultando a veces, hilarantes. Louise, profesora y camarera parisina, que, tras sufrir un suceso realmente inexplicable, verá su vida conmocionada y partirá en busca de un hombre desconocido. Las historias de Gabriel y Landrade también quedarán inexplicablemente unidas tras coincidir en la línea Maginot. Fernand, guardia móvil, coherente con su cargo y su deber, hasta que se enfrenta con un saco que pondrá del revés sus creencias. Pero si hay un personaje increíble es Desiré. Fascinante, aviador, político, abogado, cura…indescriptible, mejor buscadle en la novela.

Todas estas personas representan a los millones de seres humanos que huyeron al sur ante el avance de los alemanes en 1940. Lemaitre arremete con fiereza contra la inoperancia política y militar de Francia, contra la falta de organización. El Gobierno dejó a su suerte a los militares y ciudadanos que al final fueron los que sufrieron las consecuencias.

Además, Lemaitre hace un guiño a la vieja Europa cuando nos muestra a los refugiados huidos de Luxemburgo y Bélgica, mal acogidos por los franceses, como ahora tantos refugiados son sistemáticamente rechazados por los europeos. Y es que entre esa fila inmensa, encontramos los dramas personales de cada uno de ellos y el autor sabe hacer de esas pequeñas historias todo un universo: La maestra que corre arrastrando tres niños de su escuela, el Sr. Jules que apoyará a Louise hasta casi la muerte, un perro hambriento, una pareja de portugueses…

“Un inmenso cortejo fúnebre –se dijo Louise–, convertido en el espejo de nuestras penas y nuestras derrotas.”

Es muy divertida la denuncia del autor sobre la propaganda de guerra de aquellos días, la utilización de la prensa para levantar la moral de la gente: Hitler tiene gonorrea y los ingleses han llenado el mar de tubos de gas para incendiarlo al paso de los alemanes.

Verdaderamente es una novela magnífica de un autor magnífico, una novela histórica, una novela de denuncia, una novela de personajes y de humor.

“Tu madre era una romántica, ¿comprendes? Leía novelas, y eso no es bueno, embarulla la sesera.”


Enlace: http://citaenlaglorieta.blog..