Estrellas sobre Tauranga

La búsqueda de la felicidad y del amor es quizás uno de los temas más abordados en el mundo de la literatura dando lugar a todo tipo de puntos de vista y matices. Una vez más, podríamos marcar esta temática como principal en la novela de Anne Laureen, sin embargo, cabe destacar dos líneas principales: la emancipación de la mujer en el siglo XIX y la convivencia del mundo “civilizado” con las cada vez más amenazadas tribus indígenas.

Ricarda Bensdorf goza del privilegio por consentimiento de su padre, de estudiar medicina en el año 1893 en Zúrich. Sin embargo, a su vuelta a Berlín se topa con la realidad al descubrir el destino que sus padres tienen preparado para ella. Decepcionada ante los valores conservadores de su sociedad, decide huir en busca de una mayor independencia a Nueva Zelanda, dónde comienza un largo viaje lleno de obstáculos impuestos por las normas de la época.

La forma en la que va acaeciendo la historia me ha resultado bastante lineal y amena, aunque no por ello monótona. Se trata de una narrativa sencilla, sin grandes entresijos o misterios, que no obstante, muestra un curso de los acontecimientos natural y cercano a la realidad. Como ya se ha mencionado anteriormente, muestra una mujer poco convencional en cuanto a sus aspiraciones enmarcadas en la época histórica que le ha tocado vivir. A pesar de separarnos más de un siglo, me he sentido muy identificada con el espíritu libre y la personalidad de la protagonista, realzando el sentido de justicia, la persuasión y la valentía entre sus cualidades. Pienso que este caso, entre tantos otros, podría presentarse como el inicio en un largo camino del cual aún queda un amplio tramo por recorrer. Se trata de la igualdad entre hombres y mujeres. Puede parecer repetitivo llegando incluso a perder el verdadero significado hoy en día y considero que esta novela es capaz de situar al lector poniéndole sobre aviso de que éste no es un problema pasado, ni mucho menos.

Por otro lado, se toca de cerca otra gran problemática relacionada con el fenómeno de la colonización y de la hegemonía ejercida por los colonos, sedientos de poder. La era de los Descubrimientos inició la expansión europea, sin tener en cuenta en la mayoría de las ocasiones los sentimientos, cultura y derechos de los pueblos naturales de las zonas colonizadas. Este libro refleja a la perfección el momento en el que estos pueblos comienzan a ser relegados en su propia tierra, mostrando por una parte la dualidad de valores entre colonos y, por otra parte, una coexistencia pacífica y de respeto mutuo entre los habitantes de la metrópolis y los indígenas. Esta situación se refleja en sucesivas intervenciones y colaboraciones de una parte y otra, compartiendo conocimientos, aceptándose y respetándose. de la misma manera que la materia abordada anteriormente, este tema sigue estando íntimamente conectado con la realidad actual, constituyendo los orígenes de múltiples conflictos, así como negociaciones y relaciones internacionales de las potencias europeas.

En tercer lugar, quiero destacar la historia de amor que acompaña al hilo conductor, creciendo progresivamente hasta culminar en la historia y transmitiendo el mensaje con el que iniciaba esta reseña. Una vez más, se trata de un desarrollo sencillo y muy natural del sentimiento, a veces bañado por unos ligeros tintes dramáticos pero siempre basado en la noble fidelidad y la lealtad amorosa.

Por último, no puedo obviar una de las cosas que más me ha atraído de esta romántica y exótica lectura: la detallada descripción del entorno salvaje en la esencia que proporciona lo natural y el triunfo del bien sobre el mal.

Sin duda se trata de un libro para soñar.
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