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ISBN : 8412754719
212 páginas
Editorial: Dilatando Mentes Editorial (01/12/2023)

Calificación promedio : 4.67/5 (sobre 3 calificaciones)
Resumen:
«Estas historias son horror corporal en estado puro, pero también se adentran en el terreno de las relaciones oscuras, las intrusiones que cambian nuestras vidas para siempre (obviamente no para mejor), el miedo a la enfermedad, a cuidar, al amor, a la obsesión, al apego. Son pesadillescas y profundamente humanas. Me encantaron y también me dejaron fascinada ante lo atrevidas que son, lo lejos que llegan. Eric LaRocca no solo es bueno: hay coraje en su literatura».<... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (3) Añadir una crítica
Soraya47
 29 December 2023
"Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre" es una antología inquietante de ficción especulativa y oscura que profundiza en el abismo de la psique humana. Cada una de las ocho historias es un viaje laberíntico a través del lado oscuro del amor, un terreno marcado por el dolor, la obsesión y el deseo abrumador de control.

En esta colección, Eric LaRocca renuncia a los símbolos tradicionales del horror (evitando los monstruos del más allá) por una forma de terror más insidiosa, que se origina desde el corazón humano. Es en la prosa íntima, cruda y poética donde se desarrolla el verdadero horror, donde cada historia actúa como una disección meticulosa del trauma y la tragedia.

Estos cuentos son inquietantemente sangrientos, no en un sentido visceral, sino en la forma en que dejan al descubierto las heridas más vulnerables del alma. La escalofriante indiferencia con la que se desarrolla cada narración sirve para amplificar el terror, dejando imágenes grabadas en la mente.

Lo más convincente de esta colección es su enfoque en narrativas basadas en personajes. Aquí se explora la condición humana con un tema omnipresente de amor y deseo que actúa como motivo y telón de fondo del drama que se desarrolla. Este no es un horror al escapismo; es un espejo que refleja nuestras observaciones y reflexiones más oscuras; el tipo de espejo del que uno no puede apartar la mirada, porque contiene demasiadas cosas que le resultan familiares.

Es un testimonio de los fantasmas que nos acechan: recuerdos, arrepentimientos, rencores y amores perdidos. Cada historia se basa en la anterior, añadiendo capas de inquietud y melancolía a una experiencia de lectura que es tan profunda como desgarradora.

“Síguelos donde quiera que vayan” marca el tono de esta convincente antología con su narrativa conmovedora y onerosa. Como cuento inaugural, introduce al lector en un reino donde el dolor y la inquietud son compañeros constantes. A través de los ojos de un niño que lucha contra la enfermedad de su padre, el autor teje una atmósfera cargada de un siniestro presentimiento que atrapa al lector desde el principio.

La historia es un tapiz de inocencia infantil que se deshilacha en los bordes, mientras el protagonista navega por un mundo que se ha vuelto impredecible y amenazador por la sombra de la enfermedad. Es una poderosa exploración de la impotencia y la confusión que conlleva observar el declive de un ser querido y la inquietante comprensión de que algunos caminos, una vez emprendidos, son imposibles de desviarse.

Esta narrativa no sólo nos presenta la colección; nos sube al carro de una implacable montaña rusa emocional, señalando las profundidades de la experiencia humana que explorarán las historias posteriores. Es una oda desgarradora al vínculo entre padres e hijos, y al doloroso viaje que emprenden juntos, un viaje que, una vez iniciado, debe seguirse dondequiera que conduzca.

"Los cuerpos están para quemarlos” enciende un tipo diferente de horror en el lector, uno que estalla desde los rincones más oscuros de la mente. La historia se centra en un personaje atormentado por una implacable compulsión de quemar. Esta narrativa es una danza discordante de conmoción y empatía, magistralmente orquestada para inquietar y provocar.

El monólogo interno del protagonista es una corriente abrasadora de conciencia, llena de deseos violentos y horribles que el lector presencia con una creciente sensación de horror y lástima. A pesar de la naturaleza espantosa de estos pensamientos, el autor hábilmente evoca cierta simpatía por el narrador. Esto es especialmente conmovedor para aquellos familiarizados con la naturaleza espontánea de los pensamientos intrusivos, ya que la historia resuena con la angustiosa realidad de vivir con una mente que a menudo se siente como un enemigo.

Lo sorprendente de esta historia es su crudo retrato de la angustia mental y la batalla entre el verdadero yo y los pensamientos intrusivos y no deseados que pueden plagar la psique. La historia es un comentario profundo sobre la condición humana, que arroja luz sobre las luchas que enfrentan las personas con TOC y la agitación interna que conlleva dicho trastorno. Es una vívida ilustración del infierno interno que puede consumir la paz de una persona y de cómo, a veces, la línea entre el pensamiento y la acción parece terriblemente delgada.

“Esa cosa extraña en la que nos convertimos" profundiza en la vida de una pareja que enfrenta el golpe devastador de un diagnóstico de enfermedad terminal. Capta de manera conmovedora su lucha con el tictac del reloj mientras luchan contra el deseo de concebir un hijo antes del inevitable final.
Lo que distingue a esta narrativa es su inquebrantable honestidad al retratar al narrador. Lejos de ser un personaje unidimensional, el narrador está imbuido de imperfecciones humanas, pintando una imagen realista de cómo las personas afrontan el dolor y la pérdida inminente. Su cinismo y sus complejas emociones hacia la enfermedad de su cónyuge añaden una capa de autenticidad que es a la vez discordante y profundamente conmovedora.
El relato no rehúye los sentimientos confusos y a menudo contradictorios que surgen al amar a alguien que está muriendo. Explora la angustia y la desesperación de querer crear vida frente a la muerte, y la culpa y el desamparo que acompañan a estos deseos. La habilidad del autor para representar estas emociones crudas hace que la historia resuene con un poderoso sentido de realidad, destacando el hecho de que el amor, a la sombra de la mortalidad, no siempre es una saga poética de devoción y sacrificio inmaculados. Esta historia es es un examen desgarrador del amor, la pérdida y las complejidades de las emociones humanas, que ofrece un vistazo a las profundidades de la desesperación y hasta dónde llegamos para aferrarnos a la esperanza en nuestros momentos más oscuros.

"Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre" es el mayor logro de esta antología, que cautiva a los lectores con su profunda intensidad y su narrativa desgarradora. Esta historia, que comparte título con la colección, es un viaje visceral que entrelaza temas de dolor, sacrificio y redención de una manera que deja una marca indeleble en el lector.

El autor combina magistralmente imágenes gráficas con profundas corrientes emocionales, creando una historia que es tanto una experiencia física como emocional. La historia es una exploración cruda y sin filtros del sufrimiento, profundizando en las profundidades de lo que significa soportar y sobrevivir.

Lo que hace que esta historia sea particularmente cautivadora es su capacidad para mantener sus secretos en secreto, revelándolos solo en los momentos más impactantes. El lector se ve arrastrado a un mundo que es a la vez impactante y fascinante, donde cada vuelta de página lo acerca a un final que es tan inesperado como satisfactorio.

“Se supone que no deberías estar aquí” es una mezcla de terror y suspenso cargada de adrenalina que atrapa a los lectores desde el principio y no los suelta. La trepidante narrativa de esta historia se centra en el día normal de una pareja en el parque con su hijo, que se convierte en una pesadilla cuando extraños con siniestras intenciones secuestran a su hijo. Luego, los padres se ven envueltos en un "juego" desgarrador en el que deben navegar por un laberinto de terror y desesperación para recuperar a su hijo.

La intensidad de la historia se ve realzada por su facilidad de identificación, especialmente para los padres. El miedo primario a un niño en peligro y hasta dónde uno estaría dispuesto a llegar para proteger a su descendencia son temas que resuenan profundamente. La hábil narración del autor mantiene al lector al borde de su asiento, haciéndole sentir la ansiedad y la urgencia de los padres mientras corren contra el tiempo en esta terrible experiencia.

La narrativa es una combinación magistral de suspenso y profundidad emocional, que hace que el lector se sienta parte de la búsqueda frenética. La atención al detalle y la tensión palpable hacen que esta historia se destaque, creando una experiencia inmersiva que es a la vez aterradora y profundamente conmovedora.

“Donde las llamas ardían de un color esmeralda como la hierba” marca una clara desviación en tono y atmósfera de las historias anteriores, presentando inicialmente una narrativa engañosamente serena. Esta historia se desarrolla en un entorno aparentemente idílico, donde un padre y su hija disfrutan de lo que parecen ser unas tranquilas vacaciones. Sin embargo, la tranquilidad se rompe abruptamente cuando la hija sufre una herida, lo que lleva a un fatídico encuentro con un misterioso extraño.

El optimismo inicial de la historia y el ambiente relajado sirven como una inteligente distracción, adormeciendo al lector con una falsa sensación de seguridad antes de sumergirlo en un torbellino de eventos inesperados. El acercamiento del extraño, inicialmente percibido como un gesto de ayuda, rápidamente se metamorfosea en algo mucho más siniestro, culminando en una propuesta impactante para el padre. La capacidad del autor para cambiar el estado de ánimo de calma a intenso sin previo aviso es un testimonio de su destreza narrativa. La perspectiva del padre como narrador añade capas de profundidad y complejidad a la historia, mientras lidia con la extraña y alarmante situación que se desarrolla ante él. Estamos ante un cuento que oculta sus secretos de manera tentadora, creando un aura de suspenso e intriga que mantiene cautivado al lector. Es un ejemplo magistral de cómo una narrativa puede transformarse de lo mundano a lo extraordinario, dejando una impresión duradera y hambre de más.

“ Para entonces ya no estaré ”es la penúltima pieza de esta profunda colección, que profundiza en el mundo emocionalmente complejo de los vínculos familiares y el inexorable paso del tiempo. Esta historia se centra en un protagonista adulto cuya madre anciana y enferma viene a vivir con ellos, lo que marca un regreso a las responsabilidades familiares de las que durante mucho tiempo habían tratado de escapar.

La narración explora el tema del niño pródigo, ya adulto, que regresa a regañadientes al redil familiar. Este regreso está plagado de tensión y una sensación de inevitabilidad, mientras el protagonista lidia con las exigencias de cuidar a un padre que alguna vez los cuidó. La historia examina la inversión de roles entre padres e hijos y la agitación emocional que acompaña a este cambio.

Lo que destaca es la habilidad del autor para crear protagonistas profundamente defectuosos e inherentemente desagradables que aún logran cautivar la atención del lector. El viaje del protagonista no es de redención o revelación, sino más bien de aceptación reticente de los inquebrantables ciclos de la vida.

“ Por favor, vete o te haré daño” se destaca como potencialmente la historia más controvertida pero profundamente impactante de esta colección. Profundiza en el tema tabú y profundamente inquietante del incesto, manejándolo con un sorprendente nivel de matices y profundidad melancólica que es a la vez inquietante y estimulante.

La narración sigue el viaje de un narrador y su anciano padre mientras se embarcan en una sombría excursión para visitar la tumba donde el padre desea ser enterrado. Este viaje parecido a una peregrinación se convierte en un telón de fondo para explorar su compleja e inquietante relación, revelando capas de confusión emocional y oscuros secretos familiares. La hábil escritura de Eric brilla en esta historia, mientras navega por el tema delicado con una destreza que evita el sensacionalismo, optando en cambio por una representación cruda y realista de los personajes y sus experiencias. La historia está cargada de palabras no dichas y emociones reprimidas, lo que hace que cada página sea una exploración conmovedora de la psique humana. La relación entre el narrador y su padre está llena de tensión, insinuando un pasado lleno de dolor y conflictos no resueltos. El título de la historia, se convierte en un estribillo inquietante que resume la complejidad de su vínculo: una mezcla de amor, resentimiento y un miedo profundamente arraigado a causar más daño.

Para los aficionados al terror que resuenan a nivel psicológico, esta colección es una clase magistral de sutileza. Es un viaje a través del terror y el dolor que hierve de emoción y que culmina en una conclusión impactante pero inevitable. LaRocca logra crear un tapiz de historias que, si bien se basan en lo identificable, transportan al lector al borde de lo insondable: los momentos más oscuros que enfrentamos como humanos. Este libro es una contribución notable al género, que dejará una impresión distinta y duradera.

Puedo y digo que son de los mejores relatos que he leído este año. Dilatando Mentes, siempre dejando maravillas.
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MariaT
 26 January 2024
No sé cómo empezar esta reseña ya que la colección de relatos que les quiero recomendar no solo es dolorosa sino también devastadora. Es terror del que te inquieta no porque posea un monstruo que se esconde debajo de la cama, sino debido a que lo que es verdaderamente monstruoso en estos cuentos son las obsesiones de sus protagonistas o las cosas que tendrán que vivir. Hoy quiero hablarles de Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre, de Eric LaRocca. Ocho relatos que son ocho mazazos a nuestros sentidos, y que son tan adictivos como perturbadores. El tipo de lecturas que duelen y te dejan el corazón un poco roto.

«—Se supone que los padres no deben hacer daño a sus hijos. Baja la cabeza como si rezara.
—A veces lo hacen».
El libro trae una increíble introducción de Chuck Wendig en la que define la obra de LaRocca como «una obsesión. Una hermosa infección. Un parásito simbiótico, que se alimenta de ti con la misma seguridad con la que tú te alimentas de las palabras del autor. Te nutre. Se arrastra dentro de ti». Luego de descubrir los ocho relatos que componen el libro no se me ocurre mejor manera de describir lo que sucede mientras lees. Una alquimia perversa en la que no puedes parar de sufrir pero tampoco de leer, ya que necesitas saber más.

El relato encargado de iniciar el libro es Síguelos donde quiera que vayan, un cuento corto pero muy potente en el que un padre y un hijo mantienen una conversación. El hombre le insiste al jovencito de trece años para que salga a hablar con otros chicos que se encuentran fuera de casa, bajo la lluvia, tocando instrumentos musicales. Sin embargo, el chico es reticente a salir y dar ese primer paso. Un relato breve que habla de tantos temas dolorosos como la enfermedad, la pérdida y lo que significa ser padre o hacer las cosas por uno mismo, crearnos una vida a nuestra medida.

«A veces hay que hacer algo horrible para evitar que ocurra algo aún peor».

Le sigue Los cuerpos están para quemarlos, un inquietante relato en el que conoceremos a una mujer obsesionada con quemar cosas. Una que fantasea con hacer daño. Y que está aterrada porque le toca cuidar de su sobrina de un año durante una tarde, y teme lo que es capaz de hacerle en cuanto se queden solas. Hay descripciones tan aterradoras que es imposible no leer con el corazón en un puño, temiendo tú también por esa niña frágil y su destino. El tipo de historia que es muy dura de leer, que mezcla pérdida, traumas y obsesiones.

«Cada cosa que amamos se lleva un pedacito de nosotros, lo demos de buena gana o no».

En Esa cosas extraña en la que nos convertimos descubriremos mediante las publicaciones de una mujer en una especie de foro en línea cómo es su vida familiar desde que descubre que su esposa tiene cáncer. Y lo que en un principio parece un desahogo para procesar el trauma se convierte en mucho más. Un relato muy duro y doloroso sobre cómo la enfermedad no solo cambia a la persona que la padece, sino a aquellas que la tienen que cuidar. Acerca de sueños rotos, facturas impagables y lo que nos hace el amor y la pérdida, cómo nos transforma.

«—Todo lo que merece la pena siempre duele».

Le sigue el relato que da nombre al libro Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre y que también es uno de mis favoritos. La historia de una mujer y un hombre que se encuentran en una relación tóxica llevada a los extremos más insospechados. No les puedo decir nada más porque lo tienen que descubrir al leer, pero les aseguró que les volará la cabeza (menudos giros se guarda el autor).

«Busco en él el momento en que ocurrió: el momento en que su amor por mí se convirtió en una obligación. El horrible momento en que dejó de ser una necesidad para convertirse en una responsabilidad».

Se supone que no deberíais estar aquí es otro de mis favoritos. Un relato angustiante a más no poder en el que lo que empieza como Terry y Vince, unos padres disfrutando junto a su bebé de seis meses un día tranquilo en el parque, se convierte en la peor pesadilla que puedan imaginar. El tipo de relato que te mantiene leyendo sin parar porque todo es demasiado terrible como para apartar la vista. Secretos oscuros, juegos terribles, lo que somos capaces de hacer por nuestros hijos… esta historia lo tiene todo.

«Colecciono cosas. Cosas de las que la gente no suele estar dispuesta a desprenderse».

Donde las llamas ardían de un color esmeralda como la hierba está protagonizado por un viudo que se ve criando a su hija de 12 años después de que su madre muriera de cáncer y sin saber mucho qué hacer. Se encuentran de vacaciones en un hotel de lujo en el medio de la selva de Costa Rica y de manera repentina se ve atrapado ante una decisión imposible. Una en la que tendrá que renunciar a su hija para que viva o arriesgarse a que muera de manera terrible. El tipo de historia que te deja pensando sin parar.

«No le dolerá. Simplemente se quedará dormida mientras los dedos de la muerte le exprimen la vida. No sufrirá. Y lo que es más importante, yo no sufriré».

Después nos encontramos con Para entonces ya no estaré la historia de una mujer de origen italiano que emigró a Estados Unidos hace más de veinte años y de repente se ve atrapada cuidando a su madre anciana cuando la prima que la cuidaba ya no lo puede hacer y la envía en avión. La lucha de esa hija única que se ve obligada a cuidar de una mujer a la que no quiere y que parece que fue todo menos una madre ejemplar. Es tan real como aterrador por lo que cuenta, y ese giro final lo hace aún mejor. Cierra la colección Por favor, vete, o te haré daño un relato retorcido del que no puedo contarles nada para que no vayan predispuestos, y lo descubran por ustedes mismos.

«En cambio, mostraron hastío —quizá incluso disgusto— al vernos a mi padre de ochenta y cinco años y a mí cogidos de la mano, con los dedos entrelazados como hacen los jóvenes amantes».
Obsesiones, enfermedad, muerte, dolor, amor, relaciones tóxicas, familia… Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre, de Eric LaRocca es una colección que duele desde la primera hasta la última página. Donde el verdadero horror viene de la parte más monstruosa que podemos llevar dentro. Que habla de la pérdida y la enfermedad de manera tan real que es imposible que no haga daño (más aún si te ha tocado vivirla de cerca). Son solo doscientas páginas, pero el poso que deja es tan grande que nada de lo que yo les pueda decir aquí le hará justicia. Como siempre, la traducción de José Ángel de Dios es excelente y la edición de Dilatando Mentes es espectacular. Si desea una lectura que los inquiete de verdad, tienen que darle una oportunidad. Eso sí, deben estar preparados para la paliza emocional que se van a llevar al leer. Vale la pena, pero es mejor ir advertidos.

¿Han leído Los árboles han crecido porque yo los regué con mi sangre? ¿Les llama la atención?
Enlace: https://inthenevernever.blog..
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Davicalpa
 31 March 2024
Te daré un consejo, ahora que me estás leyendo. Busca un ejemplar de Los árboles crecen porque yo los regué con mi sangre, este libro de relatos de Eric Larocca, piérdete entre sus líneas y decide si sus letras conectan o no contigo. No vas a perder demasiado tiempo. Diría que el primero de sus relatos, Síguelos donde quiera que vayan, apenas ocupa alrededor de cinco páginas, pero ese pequeño instante que emplees en dejarte llevar por esa desconcertante propuesta te servirá para hacerte a la idea de lo que te puede esperar en esta recopilación de historias que apelan directamente a los sentimientos y emociones del lector.
Creo que pocas veces he vivido dentro de una historia. He sentido miedo, desconcierto, inquietud, he cuestionado actos y hasta me he indignado con la posibilidad de que los escritores torturen a mis personajes favoritos hasta la muerte. Pero la narrativa de Larocca es diferente. Apela sin complejos a la esencia básica de todos aquellos que alguna vez se han perdido en medio de sus sentimientos, en sus impulsos, en la fragilidad emocional que se arrastra ante la incertidumbre. Cualquiera de estas narraciones parte hacia un océano en el que se diluye el puerto de partida, enfrentándote a sus personajes, y al lector, a un infinito indeterminado. Y no siempre llegarás a salvo al recorrer mares tenebrosos.
Lo curioso es que esa apuesta por la emoción no está reñida con lo extraño. Quizás ese sea otro pilar del tridente con el que se sustenta esta recopilación. Lo extraño aparece en estas historias para destruir la calma cotidiana hasta hacer pedazos cualquier apego a la cordura. Desde adentrarnos en los pensamientos de una pirómana incapaz de controlar sus impulsos (Los cuerpos están para quemarlos), a comprobar, en Esa cosa extraña en la que nos convertimos, como la enfermedad acaba devastando la fortaleza del parasiempre. Desde un picnic improvisado, Se supone que no deberías estar aquí, donde poner a prueba tu integridad, tanto física cono moral, por mantener una fingida luna de miel en donde nada ni nadie es lo que parece, a la destrucción completa de tus corazas cuando tu odio queda atenazado ante la magia de las cerezas (Para entonces ya no estaré). Relatos devastadores, crueles, llenos de desesperación por vivir un segundo más o desvanecerte por completo.
El último apoyo de estas historias las une a todas y cierra la recopilación. Lo prohibido, el tabú, la belleza escondida de lo insano que perecerá oculta ante el que dirán. Por favor vete o te haré daño es un relato que duele y emociona al mismo tiempo, pese a su prohibida temática. Quien no se emocione con ese cierre tan poético y descorazonador ya habrá abandonado este libro antes. Y es que, es evidente. No todo el mundo ha sido regado con sangre.
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Citas y frases (8) Ver más Añadir cita
MariaTMariaT26 January 2024
—Se supone que los padres no deben hacer daño a sus hijos. Baja la cabeza como si rezara.
—A veces lo hacen.
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MariaTMariaT26 January 2024
Busco en él el momento en que ocurrió: el momento en que su amor por mí se convirtió en una obligación. El horrible momento en que dejó de ser una necesidad para convertirse en una responsabilidad.
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MariaTMariaT26 January 2024
En cambio, mostraron hastío —quizá incluso disgusto— al vernos a mi padre de ochenta y cinco años y a mí cogidos de la mano, con los dedos entrelazados como hacen los jóvenes amantes.
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MariaTMariaT26 January 2024
No le dolerá. Simplemente se quedará dormida mientras los dedos de la muerte le exprimen la vida. No sufrirá. Y lo que es más importante, yo no sufriré.
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MariaTMariaT26 January 2024
A veces hay que hacer algo horrible para evitar que ocurra algo aún peor.
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