Pienso que a "La prueba" no le beneficia la comparación con "El gran cuaderno". En la primera parte de la trilogía de los gemelos, Ágota Kristóf da voz a Claus y Lucas. Si hacemos un símil con un concierto musical es como si la autora colocase a los dos niños en el centro del escenario y los pusiera a cantar para que los conozcamos. ¡Qué sorpresón! ¡Qué manera de transmitir! ¡Qué bestias! ¡Rock and roll del bueno! ¡Conciertazo! Empecé "La prueba" con ganas de más Claus y Lucas, pero Lucas subió solo al escenario y enseguida me di cuenta de que todo sonaba distinto. Es como si faltase algo. Los canciones cortas de dos páginas pasan a ser capítulos mucho más largos. Sigue habiendo dureza en las melodías de las tramas y la voz está muy afinada, pero no es lo mismo. En "La prueba" se habla de las ausencias y pese a la frescura que aporta el personaje de Mathias, yo también eché de menos a Claus. El final de la novela es poderoso y quizá recordando el eco de las bombas de "El gran cuaderno" me he levantado de la butaca para gritar: "¡Otra, otra, otra, otra!". Hoy mismo comenzaré a leer "La tercera mentira". |