Mientras escribo

En 1999, Stephen King fue arrollado por una furgoneta mientras hacía su paseo diario por las calles de Maine, un accidente que casi le costó la vida. Mientras se recuperaba en el hospital, a duras penas y con mucho dolor, escribía este ensayo, a caballo entre memorias autobiográficas y repaso por todas sus técnicas y consejos sobre ser y vivir como escritor.

Con este libro, muy distinto a las novelas de ficción a las que nos tiene acostumbrados, se sienta a tu lado, se pone cómodo y te habla a las claras sobre el oficio: los claros y oscuros de la profesión. Bajo su experiencia, nos da consejos, técnicas y explica sus trucos y sistema de trabajo. Algo que me sorprendió muchísimo.

El ensayo me ha encantado, sobre todo porque me he quedado fascinada por su honestidad, al menos así lo parece. No le ha temblado el pulso para confesarnos a la cara que es alcohólico, y que estuvo mucho tiempo enganchado a las drogas, y como de esta manera, al menos en parte, salieron a la luz muchas de sus mejores obras. Te lo dice así, sin esconder nada.

También es muy interesante todos esos recuerdos de infancia, cómo y cuándo le picó el gusanillo de escribir, cómo se desarrolló profesionalmente, y de quiénes se rodeó. Sus decepciones y triunfos, lo que ocurrió cuando firmó por su primera novela, Carrie, y cómo se fraguó.

Sin duda, es un libro útil y ligero, muy recomendable para todo escritor novel, pero también, para los fans de su obra. Cuando lo acabas, sientes que, aún reconociéndolo en cada uno de sus personajes, Stephen King sigue siendo tan humano como cualquiera de nuestra especie.