Todo empieza con la violación y asesinato de un niño y el caso parece estar bastante claro, todas las pruebas y varios testigos apuntan sin lugar a dudas a Terry Maitland, un ciudadano hasta ahora modélico, entrenador de infantiles. Ralph Anderson es el encargado de la detención y al tener las pruebas tan claras y la rabia por la brutalidad del asesinato, decide hacer una detención pública en pleno partido para que todo el mundo vea al culpable y que sufra el escarnio público por lo que hizo. Sin embargo empiezan a aparecer pruebas que situan al culpable a muchos kilómetros de allí justo en el momento que se cometía el asesinato. ¿Cómo es posible que estuviera en dos sitios a la vez? Una vez más Stephen King no me defrauda, ya de por si la investigación es interesante, si encima lo mezclas con tintes sobrenaturales ya es éxito seguro para mi y es que me chifla este tipo de historias. Me encanta la habilidad que tiene este autor de describir los momentos más desagradables con tanto detalle que hasta empiezas hasta a olerlo. También me gusta como define a los personajes, incluso si son secundarios se les ve una personalidad que los define. Es un libro adictivo, incluso si al principio parece un poco lento porque desde que detienen a Maitland hasta que se dan cuenta que hay algo raro pasan varios capítulos, pero aun así te hace tan partícipe de la invetigación, transcribiendo los interrogatorios a los testigos, enseñándote las pruebas, etc, que te sientes uno más de los policías. El enfrentamiento final con el visitante, quiza puede decepcionar a algunos, pero a mi me ha encantado por lo inesperado que me ha parecido. |