Tratado De La Desesperacion

Creo que este es el libro más denso que he leído en mucho tiempo.

Esta obra se divide en dos partes: la primera es una exposición sobre lo que es la desesperación, sus fases y su relación con el ser humano; en la segunda, habla sobre el pecado y como es que la desesperación es realmente el mayor pecado de todos

Pero antes, hay que saber esto, ¿Qué es el "yo" para Kierkegaard? En pocas palabras (y por lo que entiendo) el yo es la síntesis de nuestro aspecto carnal y espíritu. Y ¿La desesperación? Es la conciencia de que nuestro lado espiritual es infinito y ésta está impregnada de la esencia bajo la que nos dotó Dios, por lo tanto, se infiere que para Kierkegaard el libre albedrío complicado, pues uno no se puede formar si no es bajo el designio de Dios, y cualquier intento de "crearse a uno mismo" negando a Dios es un intento fallido.

1) Ahora sí. En la primera parte, Kierkegaard explica la desesperación en tres grados:
1. Desesperarse por algo externo, a lo cual el no lo considera como la verdadera desesperación.
2. El yo (entendiendo "yo de manera dialéctica, es decir, con una síntesis, una antítesis y una síntesis de la propia persona) se desespera de sí mismo y trata de dejar de ser yo, es decir, se niega a sí mismo.
3. El yo busca ser "otro yo" y se desespera más por no conseguirlo, por lo que sucumbe al abismo y desea la muerte, pero al no poder ejecutarla, se desespera más. Por esto, para Kierkegaard la desesperación es "La enfermedad mortal", pues la muerte ya es como tal una cura, lo que enferma es la desesperación misma

Ahora bien, Kierkegaard distingues dos desesperaciones temporales: "algo temporal" y "LO temporal". Cuando es *algo*, hace referencia a un hecho concreto externo a nuestro interior, por lo tanto, no es desesperación real, pues en cuanto termina ese algo inquietante, la persona retoma su pasividad; ahora bien *lo* temporal, dice Kierkegaard, implica la infinidad, que aunque no lo dice como tal, se entiende que uno se desespera por cualquier menor aspecto de la vida diaria (lo que hoy podemos llamar irritabilidad), y es ahí cuando el ser se da cuenta que realmente la desesperación no viene de afuera, sino de adentro, ergo, es verdadera desesperación. Una vez entendido esto, que la desesperación es interna, el yo puede actuar de dos maneras:

- La "desesperación-debilidad" donde se abandona al yo para vivir sin espíritu y busca negarse así mismo, busca cualquier cosa que no muestre su verdadero estado de ánimo, y se finge ser quien no es. A esto le llama "hermetismo", la cuestión es que al darse cuenta que la desesperación es interna, se torna más insoportable porque (adaptado a términos modernos) se pregunta "¿qué está mal conmigo?", es ahí cuando el yo se niega y evita a toda costa caer en su propio abismo.
- La desesperación-desafío (que es la que se busca al yo) se adopta un yo estoico que puede ser activo o pasivo:
- Activo: vive del libertinaje o, de grandes empresas, para "buscarse" sin darse cuenta que sólo se llega al "yo negativo" con la finalidad de evitar caer en su yo ya que eso les abruma.
- Pasivo: trata de alejar la desesperación sin darse cuenta que la solventa en su interior, lo que lo lleva a ser su yo negativo pues ha absorbido el malestar, esto los torna tan irritables y orgullosos que, cuando tienen la oportunidad de cambiar, la rechazan porque consideran que su "yo" tiene como parte intrínseca su desesperación e irritabilidad.

A todo esto, para el danés, hay una cura a la enfermedad mortal de la desesperación, y es la creencia en Dios, pues si sólo Él "todo lo puede" y gran parte de la desesperación viene de la ansiedad de cavilar "mi vida sería mejor si *pudiera*hacer esto o aquello", entonces necesitamos aceptar a aquel gran autor que "todo lo puede".

2) En la segunda parte, con el establecimiento de la desesperación, Kierkegaard se adentra en el aspecto teológico y dice que la desesperación es el estado de pecado más puro, pues renueva tanto la negación de un Dios que es como si se pecara continuamente. Para esto, retoma la "Ignorancia socrática" y la amplia al diferenciar l concepto de "aprender" y "aprehender". En el primero la gente entiende lo que está mal, pero en el segundo, se interioriza el concepto de maldad. Según el autor, la gente sólo "aprende" lo que es el mal, pero al no "aprehenderlo", no lo puede evitar, pues su desesperación misma lo arrastra al mal, hasta al punto de negar a Dios y tacharlo de superchería.
En cuanto se niega a Dios, se llega a un estado de pecado positivo, es decir, activo, ya no inconsciente, y por lo tanto, es la manera más honda de crisis, pues, como dijo anteriormente, sin Él sólo queda la desesperación de no poder enfrentarse a la existencia.

Un punto que vale la pena puntuar, es que todo esto lo habla de una manera muy subjetiva. Yendo en contra de la filosofía hegeliana, el existencialismo de Kierkegaard acepta que si bien uno no puede decaer sin Dios, también acepta que cada quien lo encontrará a su manera, pues cada uno es un yo individual y se contrapone a la filosofía de masas.