Lo que no se puede hacer es pretender escribir sobre lo que quieren los demás. La única manera de escribir algo bueno es intentar que le guste a uno mismo.
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Lo que no se puede hacer es pretender escribir sobre lo que quieren los demás. La única manera de escribir algo bueno es intentar que le guste a uno mismo.
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Mientras estuvieran juntos, no podría tener nunca una infancia difícil. Suspiró un poco al abandonar sus esperanzas. “Qué lástima -pensó-. ¡A este paso, nunca seré famosa!”.
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Toda la gente famosa lo había pasado fatal. Uno tenía un padre borracho. Otro tartamudeaba. Otro había tenido que lavar centenares de botellas sucias. Todos habían tenido lo que se dice una infancia difícil. Estaba claro que había que tenerla se si quería llegar a ser famoso.
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Qué curioso, pensó Anna. Normalmente le daba muchísima rabia que le dijeran que tenía que ser mejor de lo normal, pero esta vez no le importaba. Hasta entonces no se había dado cuenta de que ser judío fuera tan importante.
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—Es una sensación rara —dijo papá—. Vives en un país durante toda tu vida, hasta que un día unos sinvergüenzas toman el poder en ese país y te encuentras solo en un sitio extraño, sin nada.
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—Pues entonces —dijo—, si por fuera sois como todo el mundo y no vais a una iglesia especial, ¿cómo sabéis que sois judíos? ¿Cómo podéis estar seguros?
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¿Tú crees que llegaremos a sentirnos en casa en algún sitio? – supongo que no – respondió papá -. No como la gente que ha vivido en un mismo sitio durante toda su vida. Pero nos sentiremos un poquito en casa en muchos sitios, y eso puede estar igual de bien.
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Manolito ...