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Ha sido imposible no dejarse atrapar por la historia de Agnes Magnúsdóttir, la última persona que fue ejecutada en Islandia. A pesar de conocer su final desde el principio, Hannah Kent se esmera por enganchar al lector a lo largo de sus páginas sin saber el cómo y por qué ocurrió todo hasta bien avanzada la novela. Ritos funerarios me ha parecido en general una auténtica maravilla, por su narrativa, su ambientación y la caracterización de su personaje principal. La forma de escribir de Hannah es preciosa, tiene un ritmo lento, pero nada tedioso que te cautiva desde el principio. Su prosa es esmerada, elegante y emotiva. El detalle de sus descripciones refleja el ambiente frío, desolador y solitario que ofrece los paisajes nórdicos en invierno. Con un personaje cuya muerte es inminente, el dolor, miedo e intranquilidad que Agnes nos transmite hace que empaticemos con su situación en gran medida. Además, Ritos funerarios nos ofrece una versión de los hechos algo cuestionable. La culpabilidad de nuestra protagonista no es tan determinante para el lector como para los personajes de los que se rodea Agnes, cuyas creencias y forma de vida condenan indiscutiblemente a esta mujer basándose solo en el desenlace catastrófico de los hechos. En resumen, una novela para aquellos que quieran vivir la inmensidad de los paisajes islandeses, sentir la oscuridad que envuelve a su protagonista y dejarse llevar por la belleza de su escritura. |
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