Ritos funerarios

¿Qué puedes hacer cuando ya te han condenado? ¿Cómo afrontar la fase final de tu vida en una casa extraña donde casi todos se han posicionado?

Estas dos preguntas rondaban en mi cabeza cuando me enfrenté a este libro, que está basado en la historia real de Agnes, la última mujer decapitada en Islandia en el siglo XIX.

Agnes está acusada de un doble asesinato. Mientras aguarda la fecha de su ejecución, deciden enviarla a una granja con una familia tan humilde como ella. Allí todos parecen haberla condenado sin conocerla, salvo el Reverendo Tóti, que tratará de acompañarla espiritualmente hasta el final...

De esta novela sobrecogedora destaco sus personajes, algunos tan fríos como el clima islandés; otros, con una bondad que emociona. al fin y al cabo son las dos caras de la moneda del ser humano y la autora sabe explotarlas en una situación tan vulnerable como la de nuestra protagonista. Hay evolución en ellos, sobre todo en los personajes femeninos. Y lo que al inicio de la novela se firmaba con una seguridad tajante, hacia las últimas páginas las certezas se desdibujan para dar paso al beneficio de la duda. Incluso la capacidad empática del lector puede crecer de forma exponencial.

No esperes una gran trama que no hay; pero las descripciones de Hannah Kent son tan concisas que te hacen tiritar y transportarte hasta gélidos campos, oler las conservas de pescado secándose en la casa o, incluso, sudar la fiebre que no tienes.

Una novela emotiva, sencilla y magníficamente escrita. Sin duda, volveré a la pluma de la autora.