Jaque al psicoanalista

El estilo de Katzenbach es impecable, la estructura de las ideas y el sustento psicológico y científico siempre es genial. En este caso, se reitera a través de recuerdos mucho de lo sucedido en la primera entrega, y de hecho el mismo protagonista nos plantea que ha de seguir más o menos el mismo patrón de comportamiento, por lo que quienes leímos el primero lo sentimos un poco de lo mismo, sin embargo, tiene giros interesantes.

El Dr. Starks a pesar de su soledad siente que ha recuperado su vida y su identidad, tiene pacientes con situaciones diferentes que le retan profesionalmente dándole también cierta sensación de familiaridad. Es ahí, que después de 5 años, reaparecen los fantasmas de su tormentoso pasado, pidiéndole “ayuda” para encontrar a un psicópata que como un buen karma pone en jaque a sus enemigos y de rebote, al mismo doctor. Cuando Starks logra identificar a Jack, el psicópata, todo da una vuelta insospechada e inicia una carrera contra el tiempo, y el psicoanalista debe nuevamente, no solo salvar su vida, sino también, la de otros inocentes que ahora forman parte importante de su existencia. El desenlace es inesperado y liberador, aunque deja la puerta abierta para más.

Una trama envolvente, que deja la inquietud sobre la tercera entrega, no solo por la relación con los enemigos que le pueden seguir asechando, sino también, por los atisbos de una relación afectiva que le hace falta al médico, pero que, además, le puede hacer vulnerable.