Es curioso como, a veces, lo que pensamos que no está hecho para nosotros puede acabar cambiándonos la vida, ¿no creéis? A veces tiene que pasar de repente, sin que lo hayamos pensado mucho, para darnos cuenta de que lo que creíamos tan malo y perjudicial para nuestro bienestar puede convertirse en la mayor alegría. No digo que el 100% de las veces suceda así, pero este libro nos habla de esas veces que sí sucede. Aki Shimazaki construye un relato emotivo y enternecedor en el que nos presenta una visión curiosa de la maternidad, desde varios puntos de vista, y poco a poco nos va desgranando los entresijos de la novela, de manera que según avancemos en la historia podremos entender mejor a los personajes y unir todas las piezas del rompecabezas. Los personajes son uno de los puntos fuertes de la novela. Aunque son pocos, y los destacaría prácticamente a todos, quiero señalar por encima del resto a tres: Mitsuko y a la señora Sato, dos madres de mundos muy diferentes que nos mostraran las distintas caras de la maternidad, y a Tarô, un niño adorable que en varias ocasiones nos recordará lo bonita que puede llegar a ser la inocencia. Y lo que más me ha gustado, por encima de todo, ha sido la prosa de la autora, tan sencilla y a la vez bonita y profunda. La manera en cuenta la historia y va desgranando los entresijos de la misma me ha parecido excepcional. Si bien se lee con agilidad, es una prosa que invita a la reflexión y que te deja pensando aún después de haber terminado el libro. Ha sido mi primer acercamiento a la autora, y sin duda no va a ser el último. Su prosa me ha cautivado y quiero seguir descubriendo sus historias. Sé que tiene publicado en español “El quinteto de Nagasaki” y que hace poquito publicó “Luna llena”. “Hôzuki, la librería de Mitsuko” sé que es el segundo volumen de un quinteto y ojalá que publiquen los otros 4 en español, y a poder ser, todo lo que escriba Shimazaki, porque su prosa es una maravilla. |