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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
20 November 2022
“En el país de Ingary, donde existen cosas tales como las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es tener bastante mala pata. Todo el mundo sabe que serás el primero en fracasar, y de la peor forma, si los tres salís en busca de fortuna”. Y eso es a lo que parece estar destinada Sophie Hatter. Como la mayor de tres hermanas, Sophie parece abocada a una existencia gris y anodina, y a heredar la sombrerería familiar mientras que a los demás les pasan cosas emocionantes. Todo cambiara cuando despierte las antipatías de la Bruja del Páramo, que le lanzara una maldición que la transformara en una anciana. Esto obligara a Sophie a echarse a los caminos en busca de fortuna. Sus pasos la conducirán al Castillo Ambulante, que puede estar en varios lugares a la vez y que se mueve gracias a un demonio de fuego de carácter particular llamado Calcifer. Y que pertenece al mago Howl, el cual tiene la reputación de arrebatarle el corazón a las jóvenes. Y que está muy relacionado con lo que le ha pasado a Sophie…

Cuarta vez que vuelvo a leer “El Castillo Ambulante”. Y tengo que reconocer que lo he vuelto a coger con un poco de miedo.La primera vez que lo leí, cuando era niña, no me emocionó especialmente. No fue hasta años después, cuando al volver a leerlo fue cuando este libro, de forma sorprendente, me encantó.Tanto como para considerarlo uno de mis libros preferidos. de ahí que fuera un poco suspicaz a volver a meterme de lleno con él. Tenía que esta cuarta lectura me dejara una impresión más cercana a la primera vez que a las dos anteriores. Nada más lejos de la realidad. Una vez más, la obra de Diana Wynne Jones me ha dejado el corazón Calentito y una sensación muy agradable. Y eso que reconozco que, literariamente, no es un libro perfecto, ni mucho menos.A veces he pensado que si lo hubiera leído por primera vez ahora no le hubiera puesto más de tres estrellas, algo con otras obras de la literatura infantil, como “Mujercitas” o “Harry Potter”. Pero después de la relectura no lo tengo tan claro. Es un libro tan encantador y que me parece tan accesible para cualquier edad que es difícil para mi pensar que pudiera desagradarme en cualquier circunstancia. Sin que eso niegue que el factor nostalgia tenga un peso fundamental. le tengo mucho cariño por haberlo leído de niña y haberlo adorado desde entonces , es uno de esos libros que han marcado mi vida lectora de alguna forma. Y, curiosamente, es uno de esos casos en que me parece que su adaptación cinematográfica por parte de Estudio Ghibli es incluso superior. Adoro esa película, es una de mis favoritas de la vida.

El Castillo Ambulante” es uno de esos libros que me hacen sentir arropada, como dentro de una mantita, y que para mí tienen la definición de “ Casa” con todas las de la ley. Precisamente por eso lo cogí. No solo porque tenía ganas de volver a sumergirme en esta historia desde hacia tiempo, también porque últimamente estoy muy ocupada y un poco tristona. Y, por otra parte, mi anterior lectura me había resultado muy densa y pesada. Es por todo eso por lo que ahora quería leerme algo ligero y ameno que se leyera rápido me pusiera contenta y me entretuviera. Y, por supuesto, el libro lo ha conseguido.

Los cuentos de hadas siempre han tenido algo que me ha traído mucho, es una cosa que no he podido superar desde mi infancia. Por eso la atmósfera de esta novela, que parece sacada de uno y está clarísimamente inspirada en ellos, me gusta tanto. Y digo inspirada porque, para mí, uno de los puntos fuertes de este libro es la manera con que Wynne Jones parece que al principio va a crear una típica historia de buenos y malos, magia y maldiciones, para acabar creando otra cosa totalmente diferente. Su novela, al fin de al cabo, no deja de ser una historia de crecimiento y superación personal en la que los roles y los tópicos de los cuentos de hadas están ahí para jugar con ellos y darles una vuelta de tuerca y llegar ,incluso, a transformarlos. Las madrastras no son malvadas, y tienen vida y sentimientos a parte de su rol; los magos no lo saben todo y los príncipes necesitan ser salvados. Además, a la ambientación fantástica se le une la creación de una forma de hacer magia que siempre me ha parecido muy particular y especial. Está claramente inspirada en otras historias, pero a la vez la autora logra que sea única al no explicarla en ningún momento. Es el lector, a medida que vas leyendo que empieza a ver cómo funcionan los hechizos y las maldiciones en este mundo. Siempre he valorado que estas cuestiones no te las dé el autor masticadas, que te permita sorprenderte a medida que vas descubriéndolas por tus propios medios. Otro punto a favor para esta novela.

Otro de los puntos fuertes que para mi tiene “El Castillo Ambulante” son sus personajes. Hay muchos, y todos tienen personalidades muy marcadas y construidas de forma muy sencilla pero efectiva. de ahí que no te cueste nada encariñarte con la mayoría de ellos.Al principio con algunos de ellos no sabes quien es bueno y quien es malo, las motivaciones de muchos no te van quedando claras hasta que la historia va avanzando. Lo cual no tarda mucho en darse, ya que estamos ante una novela muy amena y ágil de leer, con muy buen pulso narrativo. Wynne Jones sabe hacer muy buenas descripciones del entorno de una manera que no resulta pesada para nada. Y tiene una pluma muy directa y cálida la mayor parte del tiempo (a eso iremos más adelante), que logra introducir al lector en lo que narra. Una cosa que no recordaba de esta novela es lo irónica que es; la burla y el humor son como rayos de sol que burbujean en muchos diálogos, comentarios y situaciones. Leyendo se me ha escapado más de una vez la sonrisa e, incluso, alguna que otra carcajada. Y solo mientras lo hacía recordaba que veces anteriores también me lo había pasado muy bien leyendo este libro.

El protagonismo de la historia recae sobre Sophie, una joven de monótona existencia que por culpa de una maldición se ha convertido en una anciana, y Howl, un mago con mala reputación, un secreto y una personalidad dramática, enamoradiza, cobardica y sarcástica. Howl y Sophie son como “La Bella y la Bestia”, solo que aquí, al principio, parece que es la chica la que ha sido transformada y debe ser salvada. Pero eso no quita para que el propio Howl también tenga algo de bestia, y necesite, a su vez, ser salvado. Como ya dije antes, “El Castillo Ambulante” tiene algo de novela de crecimiento. Sophie es una chica joven que por dentro ya es una anciana. Irónicamente, al ser transformada en vieja es cuando encuentras auténtica personalidad y fuerza, cuando empieza a vivir y descubre muchas cosas de sí mismo y del mundo que la rodea, convirtiéndose, ahora sí, en una auténtica joven por dentro pese a su apariencia externa. Y esa es una de las cosas que más he adorado siempre de este libro. Su encuentro con Howl la obligará a crecer y a madurar. Y lo mismo sucederá para el mago. Reconozco que siempre he sentido mucha debilidad por esta pareja. A Howl por que siempre me ha hecho mucha gracia su personalidad carismática y porque, pese a su fachada egoísta y frívola, se esconde un personaje con matices y capas y no exento de misterio. Y a Sophie porque en muchas ocasiones me he sentido muy identificada con ella. La forma en que los los primeros capítulos se describe su apática y vacía existencia es algo que siempre me ha calado muy hondo. En la película de Hayao Miyazaki, la relación entre estos dos es más dulce, tierna y romántica. En el texto de Wynne Jones no es tan idílica, hay entre ellos una gran lucha de voluntades, mucha mordacidad, muchos diálogos punzantes y sarcásticos y no poca tensión. Sin que por ello lo romántico se pierda de vista. Todo se cimienta en que al principio se necesitan, pero que al final su relación no solo es amor, es también compañerismo y el hecho en como se descubren el uno al otro, y Sophie comprende que lo que pensaba al principio de Howl era mentira y que puede quererle pese a sus defectos.

A Howl y a Sophie les acompañan una galería de personajes que es imposible que, muchos de ellos, no despierten tu cariño y tu simpatía. Todos ellos tienen algo que les hace únicos. Entre ellos, quizás el que más destaca es el demonio Calcifer. No solo es una pieza central dentro del misterio que rodea a Howl y que mueve toda la obra. También es un personaje con una personalidad muy marcada y que nos regala alguno de los comentarios y momentos más interesantes y divertidos de toda la historia.

No obstante, pese a todo, crecer es muy malo. Quiero atribuir a ello a que en esta relectura haya visto cosas en “El Castillo Ambulante” que no hayan terminado de convencerme, por más que sienta debilidad por esta obra. En su parte central me ha parecido que ha habido un cierto bajón en el tratamiento de los personajes. Es verdad que solo unas lineas más arriba he descrito como el estilo narrativo de Diana Wynne Jones como cálido y cercano.Pero en su parte central me ha parecido que el tratamiento de los personajes se volvía más frio e impersonal. Creo que esto se debe a que la autora pone el foco en todo lo relacionado con la maldición de Howl y su relación con Calcifer, en la magia y en que el lector empiece a encajar las piezas en el puzzle de mil piezas variopintas que se tiene montada la autora con esta historia, un puzzle compuesto por varias subtramas y personajes que, a priori, no deberían tener relación unos con otros. Y que, por supuesto, al final se demuestra que sí que la tienen. Es cierto que no se pierde de vista la evolución que tiene la relación entre Howl y Sophie. Pero lo que son los propios personajes…me queda la sensación de que en esa parte de la novela se sienten más distantes y cuesta más (que no es imposible) conectar con ellos. Por otra parte, en contraste con el tono pausado y detallado con que se han ido desarrollando los acontecimientos, la mayor parte de la novela (sin perder de vista el ritmo ameno, eso si) el final me pareció muy precipitado. Siempre me ha quedado la sensación que es como que en los dos últimos capítulos todos los acontecimientos se amontonan y todo lo que tenía que descubrirse y pasar lo hace de una manera un tanto desordenada y muy rápida. Y esta vez no ha sido la excepción.

Pero todo esto son pequeños defectos que solo sirven para hacer brillar aún más todas las cualidades positivas que tiene la lectura de “El Castillo Ambulante”. Un libro ameno, mágico y entrañable, con personajes carismáticos a los que es imposible no coger cariño y con una historia sencilla y, a la vez, original, que atrapa sin que te des cuenta. Es una lectura encantadora y muy agradable, a la que, una vez más, ha sido un enorme placer volver. No descarto volver a darle una oportunidad a sus continuaciones, “El Castillo en el Cielo” y “La Casa de los Mil Pasillos”. Estas novelas me gustaron muchísimo menos, principalmente porque, aparte de estar ubicadas en el mismo mundo y que en ellas aparezcan muchos de los personajes que conocemos en esta primera entrega, me parecieron muy desconectadas de lo que acontecía en este libro. Y sus argumentos me parecieron mucho menos interesantes que los del “Castillo Ambulante”. Pero quién sabe, quizás en esta segunda vuelta me gusten más. Y, por supuesto, siempre quedará la película. Me acabo de enterar de que he vuelto a coger el libro cuando se han cumplido 20 años del estreno de la peli en Japón. Es cierto que llegados a cierto punto, esta y la obra original acaban separándose bastante. La cinta japonesa está más enfocada en la guerra y en lo que acarrea, tiene un mensaje antibelicista que no encontramos en la novela y que creo que le da mucha profundidad. Yo se dicho que para mí, en cierto sentido, mejora el libro. Pero eso no quita para que este sea también maravilloso, por si no os habéis dado cuenta si habéis leído hasta aquí.
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