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¡Vaya! “El enigma de la habitación 622” me ha dejado más desconcertado que un detective en una convención de gemelos idénticos. Comparar esta obra con “La verdad sobre el caso Harry Quebert” es como comparar una telenovela con un documental de la BBC: ambos pueden ser entretenidos, pero uno definitivamente tiene más giros dramáticos que un pretzel. Y en cuanto a la representación de los suizos… bueno, si pensabas que Suiza solo era famosa por sus relojes y chocolates, ¡sorpresa! Ahora también lo es por personajes que parecen haberse escapado de un recreo escolar. Malo, malisimo |