La casa de los amores interrumpidos

Hamburgo, poco después de la Primera Guerra Mundial. La familia Hannemann comercia con cacao, a pesar de que la situación económica es bastante difícil tan pronto después de la guerra. Su padre le dio a su hija Frieda la oportunidad de experimentar con recetas de chocolate en una pequeña fábrica. Eso es lo que le apasiona, y no quiere renunciar a ello por un matrimonio. Pero desafortunadamente los tiempos son difíciles y se supone que Frieda también debe hacer su parte para mantener viva la empresa. Y no con nuevas recetas, sino con un prospero matrimonio.
Desde la primera página,, me cautivó el mundo de Hannemann y Tietz. Una fábrica de chocolate que lucha por sobrevivir después de la Primera Guerra Mundial. La gente está golpeada por la guerra y apenas puede permitirse los alimentos básicos. Para muchos, el lujo de una tableta de chocolate se vuelve intangible

El estilo de escritura es fluido y fácil de leer, así que terminé de leer este libro en un par de tardes. Las descripciones son maravillosas y reflejan vívidamente la época. Sentí que realmente me transportaba en el tiempo.

Frieda me gustó desde el principio, una joven fuerte que sabe defenderse. Disfruté mucho acompañándola durante los cinco años que transcurre este libro.
Todos los personajes, ya fueran protagonistas o secundarios, están bien trabajados y descritos, de modo que podía imaginarlos bien, Literalmente cobraron vida.
En conclusión, un buen inicio de saga a la que estoy deseando seguir leyendo.

No conocía a la autora pero cuando me enteré de la publicación de esta novela, hace unos cuantos meses, sabía que la leería sí o sí era una de las novedades que más me llamaban la atención de 2022. No sé si fue por las expectativas o por qué pero no me acabó de convencer del todo.

Y eso que la historia prometía, me leí las primeras cincuenta páginas en un suspiro, pero llega un momento en el que la historia parece que no avanza, el ritmo va cayendo y no encuentras dónde agarrar. Lo mejor del libro es la ambientación, la autora ha hecho un buen trabajo de documentación y ha sabido transmitirlo de manera fluida. La Primera Guerra Mundial había acabado recientemente, los pocos supervivientes de la guerra vuelven a sus casas con el horror de las trincheras grabado a fuego en sus mentes, de tres mil soldados alemanes que partieron tan solo seiscientos y pico lograron volver con vida. Dos de ellos son muy importantes para nuestra protagonista.

Para mí lo que falló es el plano afectivo, no me ha gustado cómo ha llevado las interacciones entre los personajes ni las evoluciones de los mismos. Y es una pena porque al principio prometía mucho pero creo que enredó demasiado la trama y no acababa de atar cabos, la protagonista (Frieda) parecía que andaba como pollo sin cabeza tomando decisiones. Esta fue la sensación que tuve a partir de la página ochenta más o menos y me reafirmé al ver cómo terminó la historia: de sopetón y sin mucha coherencia.

Si buscáis una novela romántica, no es vuestro libro. Hay algún que otro flirteo pasadas las cien páginas pero apenas le da protagonismo y eso que tenía dos parejas muy interesantes y completas para explorar, pero acabó por dan tumbos y para mí perdieron todo el sentido.

Os puedo recomendar esta historia si buscáis una novela entretenida histórica y os llama la atención el contexto. Para mí lo mejor es esto, la idea de fabricar y comercial cacao a pesar de todas las dificultades y prohibiciones de la época y cómo intentaban sortear los chivatazos y las sanciones. También me ha gustado cómo se centra en la vuelta de los soldados a casa, cómo les cuesta integrarse de nuevo a la sociedad y cómo se quedan atrapados en la oscuridad de las trincheras en sus mentes.

Una lástima que una novela que tenía todos los ingredientes para ser una gran historia, pase desapercibida e incluso en algunas partes resulte decepcionante. Y el final... como una tableta de chocolate de 90% de cacao.

Es un libro que pudo ser interesante, y que narra en la vida de dos soldados las penurias del regreso de la guerra y la vicisitudes de una joven por participar activamente de la vida laboral de la Alemania de esa época.
El libro está muy bien ambientado y la autora nos pasea entre Hamburgo y Berlín, por calles, parques, edificios, monumentos y galerías mencionándolos por sus nombres, absolutamente ilegibles para quienes no entendemos el idioma, y de seguro de gran interés para quienes viven en esos lugares, pero que es probable que puedan obviarse para las versiones traducidas.
En paralelo, se refiere a la vida afectiva de la protagonista.
Para ser un libro voluminoso, pudieron tratarse ambos temas de forma más interesante, ya que por momentos la lectura se torna bastante monótona.