Disculpe, pero me parece más apropiado. Después de todo, usted tiene edad suficiente para ser mi padre, y yo siempre trato a mis mayores con cierto respeto.
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Disculpe, pero me parece más apropiado. Después de todo, usted tiene edad suficiente para ser mi padre, y yo siempre trato a mis mayores con cierto respeto.
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-¿Cómo te las has arreglado para comportarte tan dócilmente toda esta semana, George? -¡Haciéndome llagas en la lengua de tanto mordérmela! replicó ella. |
Mi viejo Connie, estás muy habituado a cuestionar cuanto hago. Pero olvidas que, aparte de ti, nadie se atreve a hacerlo.
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Paciencia, Georgina. Indiferencia. Eres la única entre los Anderson, aparte de Thomas, que no tiene mal genio. Eso dicen todos.
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A propósito, George, no te olvides de trasladar tu hamaca y tus pertenencias del castillo de proa aquí. Hazlo en cuanto te sientas mejor. Mi grumete duerme siempre donde se le necesita.
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¿Por qué discutes conmigo? Hasta que no me veas en un barco rumbo a Norteamérica tendrás que cargar con una mujer llorosa. ¿No dices que no soportas las lágrimas femeninas?
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-Estoy llorando por dentro -protestó ella, tiesa-, lo que pasa es que no lo ves.
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¿Quién escribió la saga?