NOLA

Hay libros que son más que un relato, una narración, una historia… y que se podrían catalogar como un viaje; ese es el caso de “Nola”, de Antonio Jiménez Morato.

Un libro experiencial mitad crónica, mitad ensayo, en el que el autor nos ofrece toda una inmersión en la gran Nueva Orleans, o Nola, término que utilizan popularmente sus habitantes para referirse a ella y que da título al libro.

Un libro exigente, crítico y analítico, escrito con una prosa rica y bastante elaborada, podríamos decir incluso verborreica, en el que la descripción de la vida en Nueva Orleans sirve de excusa para hacer una disquisición sobre temas más o menos profundos como son el arte, la literatura, la música, la amistad, el racismo, la violencia o la educación.

Un libro ambicioso, original, incluso podríamos decir especial, que no es una guía de la ciudad ni tampoco un relato personal, sino más bien una reflexión sobre la vida en el más amplio sentido de la palabra, la vida en Nueva Orleans pero también la vida en cualquier otra parte.

El retrato de una ciudad en el que se nos dibuja la fascinación del que acaba de llegar y que trasluce el desencanto del que va descubriendo todas sus miserias, una ciudad en la que el índice de criminalidad va a la par de la afluencia turística y en la que los problemas raciales no terminan de desaparecer.

Hemos leído mucho sobre Nueva Orleans en la literatura, pero nunca sobre Nola, o al menos no de esta manera. Esta no es, como digo, una lectura fácil, ni rápida, pero sí interesante, intensa, desbocada, en la que el autor no reprime ni uno solo de sus pensamientos. Un libro, en definitiva, que transmite a la perfección todo el trabajo que ha habido detrás de su creación y todas las horas sin dormir que le ha robado a su creador.