Laëtitia o el fin de los hombres

Una extraordinaria lectura, que obedece a una pretensión muy concreta, un libro para no olvidar, muy duro, pero me tuvo enganchada hasta acabarlo. Aborda un macabro crimen, que yo conocía por los medios y al aparecer el libro, no dudé en enfrascarme en él ya que es una minuciosa reconstrucción de un asesinato real y desgarrador que conmocionó al país entero, ocurrido en Nantes en 2011. Por ello también nos resulta perturbador.

Un análisis profundo y riguroso a cargo de un autor, historiador y sociólogo, por lo que también se puede hablar de crónica de sucesos, ya que realiza un trabajo exhaustivo, para presentarnos con absoluta fidelidad, los hechos ocurridos. Prestando también mucha atención, no solo a la víctima, sino a todo su entorno vital.

A través de la pluma de Jablonka, asistimos a una importante indagación histórica y sociológica, que también se puede relacionar con una novela de no ficción además de denuncia política, con el fin de que la historia de Laëtitia no se olvide. Esto es lo esencial.

Nos reconstruye su vida y la de su hermana gemela. Laëtitia y Jessica Perrais, nacieron en una familia pobre, problemática y desestructurada, un padre violento, que maltrataba a su mujer y una madre totalmente enajenada que tuvo que ser ingresada en un psiquiátrico.

Desde muy pequeñas han vivido con miedo, son niñas aterrorizadas y por tanto, acostumbradas a que los hombres traten mal a las mujeres. Qué indignante situación.

Su familia, es evidente, no puede atender a las hijas. La única solución es que los servicio sociales se encarguen de las niñas, que van pasando desde estar internadas en un colegio, a otros lugares y a varias casas de acogida.

Y sobreviven como pueden y aprenden su trabajo, viven con su familia de acogida, cuyo progenitor muy controlador, violó a varias chicas y además también abusaba de ellas. Una situación tan aberrante que nos produce indignación y desconcierto. Ya desde pequeñas son víctimas de la barbarie que las rodea.

Y menos mal que al final todo se supo y por ello fue denunciado y detenido.
Es increíble que ya desde su nacimiento, hayan sido alejadas de la tranquilidad y el bienestar necesario y común, hasta llegar a ser asesinada una de ellas, de una manera tan atroz.

Perturbador, desgarrador, absolutamente macabro son palabras que ni siquiera sé si definen lo que se vive en cada detalle del libro. Porque fue un crimen estremecedor, Laëtitia Perrais tenía 18 años, fue violada, golpeada, apuñalada, estrangulada, asesinada y descuartizada.

Su hermana encontró su moto volcada en la carretera y comenzó la investigación, que se cerró varias semanas después, cuando se fueron encontrando los restos del cadáver.

¿Y quién era el bárbaro asesino, que de forma tan brutal pudo cometer tal asesinato?

Pues se llama Tony Meilhon, un expresidiario, drogadicto y chulo, que también abusó de ella antes de asesinarla.
En el proceso se negó, una y otra vez, a revelar dónde se encontraba el cuerpo y además con burlas y desafíos. Es imposible lidiar con ciertos personajes tan indeseables.

Pero finalmente encontraron el cuerpo, en partes, claro, e innegablemente estaban sus huellas y fue condenado, por fin.

Este suceso, al que se lanzaron todos los medios de comunicación, televisiones, radio, periódicos, el mundo digital, e incluso el entonces presidente de la República, Sarkozy, que convirtió a Laëtitia en un instrumento para atacar a los jueces, provocando una huelga de la magistratura, sin precedentes.

Así Laëtitia llegó a pasar de ser una perfecta desconocida a un instrumento político porque se desataron todas las reacciones políticas, socales y judiciales que no se detenían ante nada.

Si miramos en internet, ahí la encontramos, su fotografía, las enormes manifestaciones, a su asesino, a su hermana Jessica, a su padre biológico y también a su padre adoptivo, a la abogada del caso… Muchísimas fotografías, también información.

Pero es indudablemente mucho mejor leer el libro, es un buen ejemplo de un trabajo elaborado y bien hecho, muy documentado a través de todos los medios a su alcance, muy meticuloso, con el que convierte a Laëtitia en una perfecta heroína, además de reclamar un principio fundamental que escribe en el libro: “que nuestra fascinación y nuestra ternura vayan a los inocentes”.

Una reconstrucción de la historia de Laëtitia a través de sus mensajes en las redes sociales junto al testimonio de su hermana y del entorno en el que vivió.

Y me ha llevado directamente a recordar dos grandes obras A sangre fría de Truman Capote y El adversario de Emmanuel Carrère, dos historias reales también perturbadoras impresionantes, impactantes. Son tres libros que una vez acabados de leer nos quedamos sumergidos en el silencio.

Sin embargo y a pesar de todo lo dicho es una gran libro, duro, estremecedor pero también imprescindible, porque, además, lo que pretende su autor es, precisamente, que no se olvide.

Pues no olvidemos y leamos.