Anne sin filtros

El libro tiene una trama muy sencilla, me parece curioso que en muchas reseñas se destaque como algo negativo, bueno... resulta que es una novela encuadrada en el género de comedia romántica, si ya en la fantasía está todo inventado, ¿qué se espera alguien encontrar en una historia basada en la vida real? Así que eso, la sencillez destaca en cada uno de sus capítulos y sus personajes, pero para mí eso ha sido parte de la dulzura que desprende la historia. Durante la primera mitad del libro pensaba que lo dejaría simplemente como una lectura entretenida que me ha hecho pasar unas tardes entre risas y sonrisas robadas, con una protagonista que a ratos me desquiciaba un poquito por la manera de comportarse, pero cuyos personajes secundarios se iban ganando poquito a poco más mi corazón. Y, bueno, resulta que al final todos ellos sin excepción han cumplido su función de dejarme el corazón calentito al terminar de leer su historia.

Hay muchísimas referencias a «Ana la de Tejas Verdes», pequeños detalles que me ha encantado descubrir y sonreír, algunos (si el lector no conoce absolutamente nada de la Ana original ni de su adaptación de Netflix) quizás puedan parecer datos un poco inútiles, pero a mí me han hecho sonreír al ver en ella a la vivaracha Ana. Sí que es verdad que la edad de la protagonista de L. M. Montgomery en el primer libro es una niña y aquí una universitaria, por eso al principio me chirriaba muchísimo que Anne hablara con tanto entusiasmo y dramatismo, dotando a sus conversaciones y sentimientos de unos tintes demasiado exagerados y repelentes, pero no sé si más tarde se camufla un poco ese hecho o que he llegado a acostumbrarme a su excentricidad, pero ha terminado por conectar conmigo en su totalidad. Diana es un amor, me ha encantado ver en ella a la chica seria que se deja llevar por las locuras y dramatismos de Anne, de entrever en su personalidad algunos rasgos muy marcados del personaje del libro. Gilbert también es una monada, ay, no sabía muy bien cómo lo tratarían las autoras porque además en el libro y la serie tiene algunos aspectos discordantes, pero parece que se han basado mucho más en el chico de la serie, dando a su vez un toque muy suyo y creando a un personaje con un corazón enorme que se introduce en la vida de Anne sin barreras, incluso aunque ella no termine de aceptarlo al inicio, viéndolo solo como su "enemigo del fanfic".

El tema del fanfic, a ratos, se me ha hecho un poco pesado, básicamente porque nunca me ha interesado la historia original del príncipe Arturo y etc. mientras que en este libro la serie de la que hacen los fanfics los personajes ya de por sí dista de la leyenda original (¿creo?) y ya con los fanfics hacen sus propias versiones cuyas tramas me han importado más bien poco. No por lo que cuentan, sino porque las escenas que se cuelan entre los capítulos estaban muy fuera de contexto y lo único que me importaba era seguir viviendo la vida de los protagonistas en Avonlea. de todas formas, la atmósfera de la escritura, de ser tan fan de algo que surja la necesidad de crear más allá de lo que el guion dicta, de crear caminos paralelos de los personajes favoritos... Jo, ha sido muy bonito.

De la parte romántica no voy a decir mucho, además de que ya me he encontrado por aquí con varias reseñas que destripan spoilers del final y adentrarse en esta historia es tener una idea predefinida de lo que se cree que va a pasar, pero dejarse llevar por los vaivenes de las decisiones y sus personajes. Solo diré que me ha gustado mucho, tanto la manera que se crea, que se desenvuelve, cómo los sentimientos se van entremezclando entre sonrisas de los personajes y del lector, de señales que unos ven y otros las ciegan, de historias que se van creando según las palabras salen de la boca de uno o de otro... Para llegar a un desenlace que me esperaba, pero a la vez creo que no podría haber sido mejor y que se ha dejado olvidada una estufa dentro de mi corazón.

Y no me puedo ir sin comentar lo maravilloso que ha sido encontrarme con tanta representación del colectivo. Para aquellos que dicen que resulta forzado... ¿acaso no es absolutamente irreal que el 90% de los libros de romántica contemporánea tengan al 100% de sus personajes siendo cisheteros? Pues eso. Ah, y la cafetería de Tejas Verdes con su especialidad de pastel de zanahoria... Jo, ojalá una cafetería tan cuqui y familiar en todas las ciudades *-*