Este tercer y último tomo de Ann es Ann se puede resumir con Sonia, a la 1 de la mañana, llorando a moco tendido recordando la primera vez que Yumiko Igarashi le rompió el corazón y pensando: "mierda, lo ha vuelto a hacer." Normalmente leo manga sin demasiadas pretensiones, para pasar un rato agradable, pero a veces ocurren estas cosas... El planteamiento original de esta serie era bastante simple y a priori divertido: Ann es una chica que quiere que sus padres vuelvan a unirse, y hace literalmente de todo para conseguirlo. Ya en el primer tomo sentí como tema principal ese descubrimiento de quién es realmente Ann, y me encanta que la serie haya tirado por ahí de una forma natural y con un final sorprendente y rompedor para una obra de los años 80. Casi parece que este tercer tomo sea de otra serie diferente, pues Ann asume que no puede hacer nada por sus padres y decide tomar las riendas de su vida con su familia escogida, una compañía teatral donde encontrará su propio camino. A través de ella conoce a mucha gente que le ayuda y que le hará ver lo que es capaz de hacer, y entre ellos me gustaría destacar a Lollipop, un joven escritor de libretos y actor que confiará en ella desde el principio, y el señor Oldways, un anciano que le dará algunos trucos peculiares de interpretación (y que me ha recordado un poco a Rafiki, de El rey León 🤣). Por último, me ha encantado también la forma de la autora de meter en este volumen una versión propia del musical de Peter Pan y el mensaje que transmite: "Aunque crezcáis, nunca olvidéis vuestros corazones infantiles". Ann es Ann se publicó originalmente en la revista Nakayoshi entre 1984 y 1986 y ha sido editado en español por primera vez este 2021 por Arechi Manga. Es una lástima que las ventas de sus shojos clásicos no vayan demasiado bien y se estén planteando no traer más publicaciones de este tipo, pero desde aquí vuelvo a darles las GRACIAS así en mayúsculas por lo que sí han podido editar ya. + Leer más |