La danza de los tulipanes

Como amante de los thrillers y la novela negra que soy, era cuestión de tiempo que me adentrara en el universo de Ibon Martín. “La danza de los tulipanes” es la primera novela de la serie de la ertzaina Ane Cestero, ¡y menos mal que tenemos más porque si hay algo que esta obra me ha dejado con ganas es de conocerla más!

La novela comienza con un sangriento crimen donde una famosa locutora de radio es atada a las vías del tren, por si fuera poco: 1. el asesinato es transmitido en directo por redes sociales y 2. quien conduce el tren y que lucha desesperadamente por frenarlo, es su marido. En la mano del cadáver, un perfecto y bello tulipán rojo.

Este suceso desencadena la creación de un grupo especial de investigación, la Unidad Especial de Homicidios de Impacto, con Ane a la cabeza. Cuando la investigación apenas está empezando, otro asesinato, otro tulipán… ¿es casualidad o estarán ante un asesino en serie? Aparte de la investigación en sí, veremos parte de la vida personal de Ane, que permite explorar temas como la ludopatía o el maltrato, y las complicaciones que surgen dentro del nuevo equipo. Y es que Ane, a pesar de ser una gran policía y líder del grupo de investigación a pesar de su juventud, tiene un problema de carácter y es que es de mecha muuuuuy corta.

Destaco como uno de los puntos fuertes la ambientación de la obra en el País Vasco, con Gernika y alrededores como sede principal. Sin conocer esa zona (¡las ganas que tengo!) es fácil sentirse allí, se nota que el autor conoce bien los lugares que describe y eso da gran valor a la obra.

Aunque el caso me ha parecido entretenido y bien contando con dos líneas temporales, tengo que decir, que en mi opinión a la mitad se desinfla un poco (es que empieza muy fuerte) y ciertas cosas se ven venir desde demasiado pronto y cuesta ver cómo la policía ni se las plantea. También os digo, como lectora habitual de novela negra, soy muy quisquillosa y quiero sacarle punta a todo. La verdad que es un libro que sin ser perfecto, se disfruta mucho y ya tengo el segundo, “La hora de las gaviotas”, esperándome.