“El balcón” de Felisberto Hernández nos presenta a una joven que tiene fobia a salir de casa y cuyos únicos contactos con el mundo exterior son su padre y el balcón de su casa. El narrador es un pianista que conoce al padre de la agorafóbica y lo presenta en su casa. A partir de ahí lo que nos cuenta está cargado de simbolismos extraños y de poesía. Personaliza los objetos como el piano, el balcón e incluso el silencio. Encontramos párrafos como este: “El teatro donde yo daba los conciertos también tenía poca gente y lo había invadido el silencio: yo lo veía agrandarse en la gran tapa negra del piano. al silencio le gustaba escuchar la música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones”. Ese es el tono poco realista del relato, cercano a la poesía y con toques simbolistas de dudosa interpretación.
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Doce libros de Felisberto Hernández hay en la Biblioteca de Julio, entre ellos el póstumo del prodigioso cuentista uruguayo. Hernández tuvo una vida breve y extraña, marcada por su profesión de pianista (compuso piezas como las que aquí suenan a cargo de intérpretes como su nieto Sergio Elena), sus esposas (estuvo casado con una española, agente de la KGB, sin conocer la actividad de esta) y su escritura, cuya extrañeza fantástica influyó en Cortázar. Lee fragmentos del libro un gran cuentista y conocedor del autor: Eloy Tizón.
Episodio 17 del podcast "La Biblioteca de Julio" Escúchalo en http://canal.march.es/podcast o en tu plataforma favorita