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Crítica de Nedyah


Nedyah
06 April 2018
Hace unos meses leí la segunda publicación de Amy Harmon en España, Siempre Blue, que vino también bajo el sello de Oz Editorial, y desde entonces convertí en lectura obligada las novelas Young Adult de esta autora. Fue increíble todo lo que me transmitió Siempre Blue y esperaba con ganas esta nueva publicación. Ha sido difícil superar la primera toma de contacto que tuve con Amy Harmon, pero la historia que contiene La Ley del Corazón también ha sabido llegarme y transmitir mil y una sensaciones.

La Ley del Corazón nos presenta a Moses, que fue abandonado por su madre cuando apenas era un bebé en una cesta de la ropa, de ahí el nombre que le dieron. Su infancia consistió en traslados de un familiar a otro porque ninguno quería hacerse cargo de un bebé nacido de una mujer adicta al crack; pero, por suerte, la abuela de su madre sí que guardaba suficiente amor y cuidados para ese crío que venía sin nada al mundo, y Moses acabó creciendo con B.A., el apodo cariñoso con el que suele llamar a su bisabuela. Ahora, vive con ella pero sumergido en su propio mundo, aislado y sin dejar que nadie se acerque más de la cuenta y descubra que está roto, pintando murales y dejando fluir a través de la pintura todas las imágenes que se agolpan en su cabeza. Sin embargo, todo cambia cuando su vecina, Georgia, empieza a interesarse por él, a buscarle y a tratar de conocerlo. Sin escuchar las advertencias de familiares y amigos, Georgia se empecina en acercarse a él y no darse por vencida pero... ¿Será Moses capaz de abrir su corazón y mostrarle la oscuridad y los secretos que atesora?

Como ya ocurrió con su anterior novela, La Ley del Corazón se centra más en los personajes que en la trama. Los protagonistas, que van alternando voces para darnos a conocer su historia, son el pilar fundamental y la conexión con ellos es prácticamente automática. Es muy sencillo sentirlos cerca, entender la frustración, el peso que cargan y el miedo a que todo se tuerza por tomar malas decisiones. Son personajes muy diferentes, bien perfilados y con una profundidad que arrasa emocionalmente.

Moses es un personaje hermético, un chico de buen corazón que no sabe como dar ni recibir amor, de esos que cuesta conocer sin más; un chico cerrado a los demás pero que no juega con el cliché de tipo duro. Es un joven que sufre con el abandono de su madre y que se sabe diferente a los demás por el don que tiene de pintar lo que otros no son capaces de ver ni entender. A través de la pintura, Moses deja fluir las imágenes que le vienen a la cabeza y que, sin querer, le han convertido en el rarito del pueblo, en aquel que sabe más de lo que aparenta cuando, en realidad, la pintura es su forma de expresión o, mejor dicho, de expresar los que otros no pueden. Poco a poco vamos descubriendo todo el halo de misterio que le envuelve, sobre todo con la pintura, y no será un descubrimiento que quede únicamente en lo original y diferente dentro del Young Adult, sino que también hace que la trama adquiera un trasfondo, una subtrama, que va mucho más allá del romance y que le aporta otro significado y razón de ser a esa habilidad de Moses. La verdad es que es una de las cosas que más me han gustado de todas.
Georgia, por otro lado, es una chica dulce y curiosa. Ha crecido en un entorno familiar acostumbrado a ayudar a los demás. Sus padres se dedican a la equinoterapia y se pasan el día ayudando a niños y personas con problemas a través del contacto y la relación con los caballos. Desde que conoció a Moses se ha obsesionado con ayudarle, con romper la barrera que él mismo ha creado a su alrededor y, por mucho que éste se empeñe en ignorarla, la personalidad arrolladora de Georgia y su cabezonería no encontrarán rival.

La trama se divide en dos bloques. La primera parte transcurre durante la adolescencia de Moses y Georgia, cuando se conoce y ésta último empieza a mostrar interés por él y a tratar de ayudarle a soltarse y mostrar sus sentimientos. En la segunda parte damos un salto de siete años en la vida de los dos y nos los volvemos a encontrar ya crecidos y con problemas y dificultades más profundas y dolorosas. Es un punto de inflexión crucial y que transforma el romance inicial de la primera parte en una trama madura, sentida y marcada por el dolor y la desesperanza. Es en ese momento cuando la trama empieza a coger forma y se disfruta por completo.
La etapa adolescente es bonita y nos permite tener la primera toma de contacto con Moses y Georgia, esos primeros cruces de miradas, las mariposas en el estómago, etc., pero es en la segunda parte de la novela donde todo adquiere mayor profundidad e intensidad, donde ambos personajes tratan de salir a flote y recordar el pasado sin dolor.

El final me ha gustado mucho. En un momento dado empecé a intuir por dónde podrían ir los tiros y casi me quedo sin uñas pensado que sería así. Me ha parecido un final muy acertado y perfecto para esta historia. Amy Harmon tiene una forma de escribir que sobrecoge y engancha sin darte cuenta, con la habilidad de crear historias llenas de color y emociones y que no se centran únicamente en el apartado romántico. Siempre hay más, más transfondo del que se ve a simple vista, y ese aspecto es el que hace especial a sus novelas.

En resumen, 'La Ley del Corazón' es una historia preciosa y original, con unos personajes bien perfilados y profundos. Es una novela de personajes y, aún así, Amy Harmon no pierde de vista la imagen al completo. Desarrolla una trama marcada por la fortaleza y la necesidad de un romance capaz de perdonar y curar viejas heridas, y todo ello sin perder de vista el misterio y el verdadero significado y finalidad ocultos tras el don de Moses.

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