Las mujeres de Hopper

Este es un libro de relatos un tanto original, ya que cada uno trata sobre una de las numerosas mujeres que aparecen en los cuadros de Hopper. En mi caso, antes de empezar cada relato he ido a la primera página donde se especifica el cuadro al que alude cada relato y lo he buscado en internet. Algunos los conocía, otros no, pero aún así la experiencia de ver el cuadro antes de leer el relato me ha sumado mucho, así que aconsejo seguir este orden para un mayor enriquecimiento de la lectura.

En este libro las mujeres son, como digo, las protagonistas indiscutibles de sus vidas. Ioana Gruia da voz a mujeres muy diferentes entre sí, deja que se expliquen, que nos muestren su lógica y sus sentimientos, sus virtudes y fallos, sin ninguna interrupción.

Como en cualquier libro del género, algunos relatos me han gustado más que otros. Es muy difícil que todos los relatos de un libro lleguen de la misma manera al lector, y aunque en mi caso en líneas generales he disfrutado de la lectura, he visto que la originalidad del libro se quedaba en la relación de cada relato con un cuadro. Aún así, ha habido un par de relatos que no me han parecido predecibles y he disfrutado más que el resto.

Quizá de los relatos que menos me han llegado hayan sido en los que la fantasía tenía un papel mayor, básicamente porque no es un género que disfrute demasiado. Esto queda en el plano personal y en mis gustos concretos, pero aún así me ha parecido una narrativa interesante la de la autora.

Es una lectura recomendable por esa relación con el arte tan latente, no solo porque su trama parte de los cuadros de un artista, sino también en la propia temática de algunos de sus relatos. Además, las historias que nos cuenta también están relacionadas en muchos casos directamente con el mar, dándonos pistas a través del oleaje, el olor o incluso el sabor del agua. No obstante, la lectura me parece que se queda un tanto corta por su extensión, ya que la mayoría de los relatos son muy cortos y no recoge demasiados.

Hacía mucho tiempo que no leía relatos, y este reencuentro ha sido muy grato. Ioana Gruia se sirve de los cuadros de Hopper para construir un nexo común a todas sus historias. En todos los relatos hay mujeres y hay, sobretodo, un profundo silencio. Además, se habla de las distancias con las que conviven: algunas se buscan, mientras que otras se quieren minimizar. Las mujeres de estos relatos remiten a procesos de cambio, reales, anhelados o imaginados. Pese a la falta de dinamismo que se refleja en los cuadros del pintor, las mujeres de los relatos de alguna manera vienen de algún sitio o van a algún lado, pero en cierto modo están atrapadas en el momento presente, como en una foto fija. Se nos habla de sus raíces y de sus anclajes (a expectativas propias o ajenas, a una historia pasada, a la historia que podría haber sido) y cada uno de ellos remite a una emoción principal (ahogo, deseo, decepción, incomprensión, soledad,…). Lo onírico y lo real se confunden en muchos de ellos, porque nuestra capacidad de querer sanar heridas no tiene límites.
Por otro lado, los relatos tienen un elemento común con los cuadros del pintor: uno se asoma a espacios privados, desprovistos de accesorios y detalles, en los que los personajes femeninos son los principales protagonistas y en los que se respira silencio, soledad, reflexión e incomunicación. Esas mujeres a menudo miran hacia el exterior pero parece que lo hagan para observar hacia dentro de si mismas. Y esto hacen también las protagonistas de estas doce historias.
Como me ha sucedido con otros libros de relatos, algunos me atrapan más que otros, y conecto más con unas historias que con otras. La forma de narrar es sencilla, en algunos momentos me ha resultado algo forzada la búsqueda de imágenes y metáforas y de algunas conexiones en las tramas, pero en cualquier caso es un libro que capta la esencia de los personajes en los que se inspira (yo no he podido evitar observar el cuadro que inspiró el relato antes de leerlo) y resulta muy agradable a la lectura.

Cada vez que escribo o hablo sobre un libro de relatos empiezo diciendo que qué difícil es hablar de un libro de relatos, de esbozar una idea general y convencer al otro de leerlo. Opino igual que siempre: que son una manera perfecta para conocer a un autor que todavía no conoces y ver si te animarías con novelas más extensas en el futuro y que también es una opción muy válida para leer a trozos e incluso entre libros.

Lo particular de este libro de relatos y que lo hace diferente a otros es su conjunción entre arte y literatura, ya que estos cuentos están escritos a partir de cuadros de Edward Hopper. En la primera página aclara qué relatos están inspirados en qué cuadro y el autor inmediatamente buscará estos cuadros para tratar de captar las inspiraciones.

Todos los relatos comparten algunos rasgos en común, como las protagonistas femeninas que a pesar de vivir en diferentes contextos y etapas vitales sí se enfrentan a sensaciones similares aunque el desencadenante sea distinto. Así podemos conocer a una niña que prueba la bebida prohibida en su infancia, la mujer que plantea un cambio en su carrera por su insatisfacción y reproches en su vida en pareja o por ejemplo la historia de la joven escritora que está empezando una nueva vida en otra ciudad y en lugar de vivir esa ilusión inicial ya que se encuentra en situación de desempleo y con un importante bloqueo creativo. Hay más, pero estas son las que recuerdo de forma más definida o más me han marcado.

La autora consigue transmitir con un estilo bastante cercano y evocador y descriptivo. Como muchas otras veces, me ha dado muchas ganas de seguir leyendo a la autora y en este caso, de esperar su gran novela, ya que de momento ha escrito poesía y ensayos.