Para ser una primera novela del autor, el escrito tiene algo de original en su trama y también en el estilo que es ameno, suave, en la vena de esta moda literaria que florece, la moda del « feeling good« . Debe ser que a la gente le hace bien leer libros que hacen sentirse mejor. Otra originalidad consiste en entregarnos la vida de Bruno Labastide, un simpático aventurero, irresistible con su sonrisa con hoyuelos y sus historias falsas o verdaderas y no siempre bien hilvanadas. Al principio del relato Bruno Labastide ya es un hombre maduro y lleva viviendo un año en Venecia, en el barrio del Dorsoduro cuando apercibe, sentado en un café, a una bella japonesa de ojos color miel, queda impresionado y sueña con conquistarla. Pero la bella japonesa que se llama Keiko, solo cedería ante una bella historia o un bello poema y sólo en ese caso, concedería al vencedor, una única noche de amor. Entonces Bruno Labastide desarrolla para el lector, una historia tras otra historia, cada cual más original y bonita. Como si fuera poco, cada historia nos pasea por un lugar del mundo diferente y reconocible con personajes que conocen la soledad. A mi me gustó muchísimo la historia del « recetador » de libros porque la encontré original y deliciosa : el « recetador » procede como un médico, citando a la persona, haciéndola hablar para captar sus gustos y vivencias para, al final, recetarle un libro a su medida y esperanza. También me encantó la historia ambientada en Guatemala, ese país tan hermoso. Un libro que se lee rápido, pero que se olvida también rápido porque se avanza a salto de mata y el lector por momentos se despista. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |