La reveladora

La muerte tardaba un tiempo en imponerse; tal vez con la pena sucediera lo mismo.

El dinero era el único escudo con el que una mujer podía contar en este mundo.

La tradición sirve para no tener que pensarlo todo desde cero [...] Si funciona, no le des más vueltas.

Tal vez un día lo perdonaría por no haberla protegido. Pero había una cosa por la que sí le estaba agradecida: le había enseñado a marcharse.

Nuestro. Aquella palabra estalló como fuegos artificiales.

A veces se despertaba en mitad de la noche con el pulso acelerado y la cabeza llena de pensamientos afilados, sin palabras.

Pero Hendrick había encontrado la forma de aprovechar al Dios para algo más inmediato.

¿Cómo iba el lenguaje humano a captar lo que le había transmitido el Dios?

Lo que fuera que había en esa cueva no la asustaba, pero su abuela sí.

Si tú quieres, tu vida no tiene por qué limitarse a este valle. Eres mucho más que una niña a la que mandan a un agujero.