Nadie lo sabe

Las coincidencias son pequeños caprichos del destino

La verdad requiere valentía.

Resulta fácil ver y juzgar las cosas cuando ya han ocurrido

La información tiene la extraña virtud de hacernos más poderosos cuando callamos que cuando decidimos compartirla.

Ahora sé que es fácil tender una trampa a alguien henchido de orgullo: sólo es necesario alimentar un poquito su ego y alabar sus debilidades para conducirlo como cordero al matadero. Sin resistencia.

Subirse a un barco es una prueba de fe, mucho más grande que la de creer en Dios todopoderoso, su Santísima Trinidad y toda la corte de ángeles celestiales. Cuando uno sube a un barco, no pone su fe en el buen trabajo de los tipos que han construido el navío. Tampoco la pone en un mar que vaya a garantizar la travesía tranquila. Cuando un marinero se sube a la nave, pone la fe únicamente en su capitán. Le está diciendo: pase lo que pase, yo sé que vos tomaréis las mejores decisiones para hacer llegar ese navío a su destino; pongo mi vida en vuestras manos. Esa certeza, esa seguridad son las que convierten cualquier expedición en una historia de éxito

Si alguien llega a esta ciudad y no se enamora de ella es que es ciego o esta muerto