Cuando abandonó Trujillo era un niño mal mirado, un hijo bastardo de la Ropera que había conseguido el apellido Pizarro a duras penas. Ahora lo llamaban don Francisco, ¿qué habría pensado de él su padre? de haberlo visto ahora, ¿habría llegado a sentir aunque fuese una pizca de orgullo?
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