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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
18 February 2019
Llevo varios años leyendo reseñas de la serie de Lisa Gardner protagonizada por Tessa Leoni, y lo que siempre pasa, hay ganas de leerla, pero es que ya van por la tropecientos-no-sé-cuántos de la serie (bueno, la tercera o la cuarta, que me sale el lado exagerado), y como me gusta empezar por el principio, lo he ido dejando pasar. Cuando se anunció Escóndete, la supuesta primera novela de la serie de la detective Warren, pues no me lo pensé, y hoy vengo a contaros qué tal. Y digo supuesta porque no es verdad, es la segunda parte de la serie. Fue publicada en 2007 tras Alone (2005), y por si alguien le interesa, ya van publicados como once o doce...

La trama empieza con el descubrimiento de una cámara subterránea en los terrenos del antiguo hospital psiquátrico de Mattapan (Boston). Dentro de esa cámara aparecen los cadáveres de seis niñas asesinadas al menos un par de décadas atrás, y la sargento a cargo de la investigación, D.D. Warren, no duda en requerir la presencia en la escena del crimen de Bobby Dodge, antiguo amante y miembro de la policía estatal, por la aparente relación de este caso con uno que forma parte del pasado del propio Bobby. El tiempo apremia, no hay pistas salvo un guardapelo con el nombre grabado de Annabelle M. Granger en uno de los cadáveres, el hallazgo pronto se filtra a la prensa, y a todo el departamento de policía de Boston le espera muchos días con sus noches sin dormir intentando resolver un caso del que apenas hay hilos de los que tirar. Bobby podría haberse retirado tras confirmar la relación entre los casos, pero no puede hacerlo y se une a la investigación en curso.

Por otro lado tenemos a Annabelle. Realmente os he dicho arriba que la historia comienza con la aparición de la cámara de los horrores, pero no es del todo cierto. Empieza con la historia de una niña de siete años a la que, un día de octubre de 1982, sus padres metieron en un coche y que desde entonces vivió en permanente huida, de ciudad en ciudad, de estado en estado, siempre con nombres falsos y siempre escondiéndose, aunque Annabelle jamás llegó a saber por qué. Solo sabía que la estaban protegiendo y que su padre la entrenaba para poder defenderse de cualquier ataque. Esa Annabelle niña ahora tiene más de treinta años, tanto su padre como su madre han muerto, y hace años que volvió a Boston, pero jamás volvió a usar su nombre y jamás volvió a tener una vida normal: dejó de huir pero sigue escondiéndose, aunque no sabe de qué se esconde. Vive bajo el nombre de Tanya Nelson, y así hubiese seguido para siempre de no haber visto en las noticias que uno de los cadáveres aparecidos en esa cámara llevaba un guardapelo con su nombre... su nombre auténtico, Annabelle M. Granger, un regalo que le hizo a su mejor amiga de siete años justo antes de desaparecer en 1982. Es el momento de salir a la luz y acudir a la policía, le lleve eso donde le lleve.

Si algo me ha sorprendido del libro es el modo en que está repartido el protagonismo de los personajes, y es que choca bastante que esta sea la segunda novela de la detective Warren (ya ascendida a sargento) cuando es la que menos pinta en la historia. La trama fluctúa casi todo el tiempo entre Annabelle y Bobby Dodge, y aunque Warren está ahí, obviamente, no parece en absoluto la protagonista de la serie que lleva su nombre... y si os digo la verdad, a mí no me ha importado. Annabelle es la reina del show en estas páginas y es un personaje muy interesante, y Bobby también ocupa su espacio sin problemas como contrapartida en el departamento policial. El libro se puede leer en apariencia sin ningún problema sin haber leído el primero, y supongo que D.D. Warren tendrá más protagonismo en otras entregas de la serie (en las que espero que siga saliendo Bobby, por cierto).

La novela avanza todo el rato en una misma dirección: hay que desentrañar el misterio de Annabelle y su familia para descubrir la conexión que tienen con el asesino de la cámara del hospital psiquiátrico. La relación está ahí, pero el padre de Annabelle cubrió de tal manera su rastro que resulta casi imposible desenredar la madeja; es como si la familia Granger jamás hubiera existido, y de Annabelle pueden recibir poca ayuda. Jamás fue informada de lo que pasaba, era solo una niña, y sus padres murieron sin dejar nada atrás que desentrañase el misterio de la huida y la ocultación. La paranoia por esconderse era tal que hace tiempo que ella simplemente cree que su padre estaba loco, y la policía de Boston, por más que busca, solo encuentra callejones sin salida. Así nos tiramos dos tercios largos del libro. Y aquí es donde viene, precisamente, la única pega que le voy a poner a la historia.

Existe un recurso en el género negro o el thriller con el que yo, particularmente, no comulgo mucho: el del personaje mesías (bueno, yo lo llamo así, no existe como tal oficialmente hablando, claro). ¿Qué caracteriza a este personaje? Pues que hay que hablar con él pero no se consigue por unas cosas o por otras, y cuando por fin se consigue, resulta que, vaya por Dios, tenía la clave de todo desde el principio, la desglosa de pé a pá en tres páginas y tú como lector te quedas con cara de que te podías haber ahorrado las 350 anteriores. En resumen: el gran misterio se resuelve por el testimonio de un personaje convenientemente apartado de la investigación durante casi todo el libro y la investigación en sí misma resuelve más bien poco. Pues aquí tenemos personaje mesías, y con lo que estaba disfrutando del libro, eso me ha hecho torcer un poco el morro y poner los ojos en blanco. Perdono a la Gardner porque el libro en sí es muy entretenido y los personajes me han gustado, pero ella misma sabía que eso era una pirula al lector porque lo deja caer de boca de uno de los personajes.

Por lo demás, el libro se lee casi en dos sentadas, los personajes son creíbles dentro de las licencias que se tiene que tomar el género, y es muy entretenido, que es lo que al final cuenta. Y reconozco que lo más me ha gustado es el retrato que hace de Annabelle, una mujer que lo único que ha aprendido en la vida es a no vivirla, siempre ocultándose sin saber de qué se oculta, y viviendo bajo las mismas premisas que sus padres le inculcaron sin saber cómo romper esa cadena de comportamiento. No sabe de qué o quién tiene que tener miedo, jamás se lo dijeron, y por tanto tiene miedo de todo y de todos mientras sobrevive en su burbuja. En cuanto al asesino, no voy a decir que no lo había visto venir desde su primera aparición porque mentiría, pero de los detalles, su identidad y la conexión no tuve ni idea hasta la revelación del mesías, y eso sí ha supuesto toda una sorpresa porque nada en el libro te hace presuponer que los tiros vayan por ahí (como no podía ser menos, de eso se trataba, ¿eh, Gardner? xD).

No os quiero contar nada de la trama en sí ni de la investigación, así que lo dejo aquí. En definitiva, Escóndete es todo un page turner con sus cosillas, cosillas que a algunos lectores les darán igual y a otros pues no tanto, pero lo que es el libro en sí da lo que promete: unas horas de lectura intrigante y rápida con unos personajes que te hacen querer leer más sobre ellos. Yo seguiré con la serie si se sigue publicando (que espero que sí).


Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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